Respuesta:
Satanás. El diablo. Beelzebú. Lucifer. Porta muchos nombres, pero la fuerza más poderosa del mal en el universo ya ha sido derrotada. El temporizador del fin de sus actividades malignas se puso en marcha cuando el Hijo de Dios salió de la tumba (Mateo 28:7). Jesús derrotó al pecado y a la muerte, y Satanás fue puesto sobre aviso. Por lo tanto, su tiempo es corto (ver Apocalipsis 12:12).
La caída de Satanás comenzó en el momento en que él, como el ángel Lucifer, desafió a Dios e intentó redirigir la adoración del cielo hacia él mismo (Isaías 14:13-14). Desde el momento de su rebelión, la condena de Satanás era segura. Dios lo arrojó del cielo a la tierra (Lucas 10:18), donde ganó dominio cuando Adán siguió su ejemplo y se rebeló contra Dios (Génesis 3:6-7, 17–19; Romanos 5:12). Ahora se llama a Satanás "el príncipe de la potestad del aire" (Juan 12:31; Efesios 2:2), "el dios de este siglo" (2 Corintios 4:4), "el acusador" de los cristianos (Apocalipsis 12:10), y el "engañador de todo el mundo" (Apocalipsis 12:9). Dios preparó el infierno como lugar de castigo para Satanás (Mateo 25:41).
Un error común es pensar que Satanás y Dios son adversarios iguales, luchando por la prominencia. Esto es completamente falso. Dios no tiene igual. Él creó todas las cosas, incluyendo al ángel Lucifer, quien se convirtió en el ser al que llamamos "Satanás". Como un ser creado, Satanás solo tiene el poder y la autoridad que Dios le da. Vemos esta verdad en el libro de Job, donde Satanás tiene que pedir permiso para atormentar a uno de los siervos de Dios (Job 1:6—2:8). Jesús también se refirió a la poca libertad de Satanás cuando le dijo a Pedro que Satanás había pedido poner a prueba a Pedro (Lucas 22:31-32). Los secuaces de Satanás, los demonios, también deben pedir permiso al Señor antes de actuar (Marcos 5:9-13). Por razones que solo Dios conoce, a Satanás se le permite causar estragos en la tierra hasta el momento en que Dios lo destierre para siempre.
Primera Corintios 15:24–27 dice: "Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies". El tiempo de libertad de Satanás se acerca a su fin. Cuando Jesús regrese, será victorioso en una batalla que llamamos "Armagedón" (Apocalipsis 16:16). No será una gran lucha porque Jesús aniquila las fuerzas de Satanás con la palabra de su boca (2 Tesalonicenses 2:8; Apocalipsis 19:21).
Después de su derrota en Armagedón, Satanás será atado por mil años "para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo" (Apocalipsis 20:3). Al final de ese tiempo, Satanás es liberado; fiel a su forma, lidera una rebelión más contra Cristo y Su reino (versículos 7–9). De nuevo, las fuerzas de Satanás son derrotadas, y el propio Satanás es "lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos" (versículo 10).
Luego hay un juicio final para todos aquellos que han rechazado a Cristo (Apocalipsis 20:11–15). La última acción antes de que comience el paraíso eterno para los hijos de Dios es el destierro eterno del pecado y de Satanás.
En cierto sentido, Satanás ya está derrotado. Jesús ganó la victoria sobre él a través de la cruz y la resurrección (Colosenses 2:15). Ahora es posible derrotar a Satanás todos los días en nuestras propias vidas. El Espíritu Santo empodera a los hijos de Dios para decir "no" a la agenda de Satanás y caminar en el Espíritu, viviendo una vida agradable a Dios (Efesios 5:18; Gálatas 5:16, 25). La derrota definitiva de Satanás está por venir, cuando será condenado al lago de fuego para siempre, incapaz de propagar su mal de nuevo. Aunque Satanás todavía reina como el dios de este mundo (2 Corintios 4:4), los cristianos pueden vivir a la luz de la verdad de que él es un enemigo derrotado.