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Pregunta: ¿Cuál es la definición bíblica de la vida?

Respuesta:
La Biblia aborda la vida en tres formas principales: vida física, vida espiritual y vida eterna. Una definición bíblica de la vida debe abordar el tema desde cada una de estas facetas.

Dios mismo es el autor de la vida, y todas las formas de vida provienen de Él (Génesis 2:7; Job 33:4; Hechos 3:15). Sólo Dios posee vida en su sentido absoluto y autónomo (Deuteronomio 32:40; Hechos 17:25; Romanos 4:17).

Vida Física

La vida física es la fuerza animadora en los seres humanos, animales, plantas y todos los organismos vivos. La vida es la fuente subyacente que hace que las cosas se muevan, crezcan y se reproduzcan. La Biblia llama a esta fuerza en animales y seres humanos el "aliento de vida". Cuando Dios creó a Adán, "sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente" (Génesis 2:7).

Dios es soberano sobre toda vida. Job 34:14–15 revela, "Si Él determinara hacerlo así, si hiciera volver a sí mismo Su espíritu y Su aliento, toda carne a una perecería, y el hombre volvería al polvo". La longitud de la existencia de uno entre el nacimiento y la muerte define la vida física de una persona (ver Génesis 25:7). Dios da vida (Job 33:4) y quita la vida (Génesis 7:22; Santiago 4:14). Él determina la longitud de la vida (Job 14:5) e incluso puede restaurar la vida a los muertos (Ezequiel 37:9; Juan 11).

Debido a la caída de la humanidad en el pecado, la vida en este cuerpo físico está sujeta al sufrimiento, la enfermedad, la adversidad, el trabajo, la decadencia, la tentación, el pecado y la muerte (Salmo 103:14–16; 104:23; Romanos 5:12–21; 6:21–23; 8:18). Pero Jesús vino a dar a Sus seguidores vida "en abundancia" (Juan 10:10). Él estaba hablando de la vida espiritual, es decir, comunión con Dios. Aparte de una relación con Dios, la existencia física es vacía y sin sentido (Lucas 12:15, 22–23; Romanos 14:17). Entender la definición de la vida desde una perspectiva espiritual es esencial.

Vida Espiritual

Dios diseñó a los humanos de manera única para la vida espiritual. Fuimos creados para tener comunión con Él. Tanto los animales como los humanos tienen conciencia, que es un aspecto de la vida que les permite percibir y sentir cosas a través de los sentidos. Pero la vida espiritual y la conciencia no son lo mismo. Las criaturas en el reino animal tienen diferentes niveles de conciencia, algunas más avanzadas que otras. Pero sólo los humanos pueden tomar decisiones morales respecto a lo que está bien y lo que está mal. A diferencia de los animales, los humanos preguntan "¿por qué?" sobre la existencia y luchan con otras cuestiones filosóficas. Dios apartó a los humanos de todas las demás criaturas y se preocupa profundamente por ellos. Dios creó a hombres y mujeres a su imagen y les dio autoridad sobre toda Su creación (Génesis 1:26–29; Salmo 8:5–6).

En el Jardín del Edén, la humanidad se rebeló contra Dios, lo que resultó en la muerte espiritual, que es la separación de Dios (Romanos 5:12). Bajo el Antiguo Pacto, Dios ofreció a su pueblo una elección: la obediencia fiel y la promesa de vida y comunión con Él, o la infidelidad y la desobediencia, que llevarían a la ruptura de la comunión con Dios y a la muerte (Deuteronomio 30:11–20).

Bajo el Nuevo Pacto, la comunión restaurada con Dios está disponible a través de la salvación en Jesucristo. Debido al pecado de Adán y la caída del hombre, todas las personas nacen espiritualmente muertas en desobediencia y pecado (Romanos 5:12; Efesios 2:1–3). "Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos" (Efesios 2:4–5, NTV). A los creyentes se les da el don de la vida espiritual en Jesucristo (2 Corintios 3:6). El apóstol Pablo explicó, "Y cuando ustedes estaban muertos en sus delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con Cristo, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz (Colosenses 2:13–14, NBLA). Aunque el pecado de Adán nos condenó a la muerte, "un solo acto de justicia de Cristo trae una relación correcta con Dios y vida nueva para todos" (Romanos 5:18, NTV; ver también 1 Pedro 3:18).

Vida Eterna

La definición de la vida para un cristiano es Jesucristo (Juan 14:6; Romanos 14:7–9). Una vez que recibimos nueva vida en Él, nuestra "vida está escondida con Cristo en Dios" (Colosenses 3:1–3). Pablo dijo, "Pues, para mí, vivir significa vivir para Cristo y morir es aún mejor" (Filipenses 1:21, NTV). Morir es "ganancia" para aquellos que reciben la vida espiritual a través de Jesucristo porque tienen el regalo supremo de la vida eterna (Juan 6:63; Romanos 6:23; 1 Corintios 15:45; Efesios 2:8–10). La plenitud de la vida se encuentra en ser un hijo de Dios y en la correcta relación con Él. Jesús dijo: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3).

Las Escrituras revelan que todas las personas experimentarán una duración interminable de la vida después de que su existencia física en la tierra termine. O bien vivirán por toda la eternidad en la bendición de la presencia de Dios o sufrirán la condenación eterna separados de la presencia de Dios (Daniel 12:2; Mateo 25:31–46; Juan 5:28–29). La vida eterna en comunión con Dios a través de una relación con Jesucristo es la definición de la verdadera vida. El apóstol Juan escribe: "Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Juan 5:11–12).

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