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Pregunta: ¿Por qué Jesús le pidió a Dios "pase de mí esta copa"?

Respuesta:
Los Evangelios relatan el tiempo que los discípulos y Jesús pasaron en el huerto de Getsemaní, justo antes de que Jesús fuera arrestado. En el huerto, Jesús oró tres veces a su Padre, diciendo: "Padre mío, si es posible, que se aparte de mí esta copa. Pero no como yo quiero, sino como tú quieres" (Mateo 26:39). Un poco más tarde, Jesús ora: "Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú" (Mateo 26:42). Estas oraciones revelan la mentalidad de Jesús justo antes de la crucifixión y Su total sumisión a la voluntad de Dios.

La "copa" a la que se refiere Jesús es el sufrimiento que estaba a punto de soportar. Es como si a Jesús le entregaran un cáliz lleno de amargura con la expectativa de que se lo bebiera todo. Jesús había utilizado la misma metáfora en Mateo 20:22 al profetizar el futuro sufrimiento de Santiago y Juan. Cuando Jesús pide al Padre: "Pase de mí esta copa", expresa el deseo natural del ser humano de evitar el dolor y el sufrimiento.

Jesús es completamente Dios, pero también es completamente humano. Su naturaleza humana, aunque perfecta, seguía luchando con la necesidad de aceptar la tortura y la vergüenza que le esperaban; su carne retrocedía ante la cruz. En el mismo contexto, Jesús dice a Sus discípulos: "el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41). Al orar: "Pase de mí esta copa", Jesús estaba luchando contra la carne y su deseo de autoconservación y consuelo. La lucha fue intensa: Jesús estaba "triste, hasta la muerte" (Mateo 26:38), y el médico Lucas observó que Jesús sudaba sangre, señal de extrema angustia (Lucas 22:44). Si algo demuestra que Jesús era plenamente hombre, es esta oración.

Jesús sabía lo que le esperaba (ver Marcos 8:31). La agonía a la que se enfrentaba iba a ser más que física; también sería espiritual y emocional. Jesús sabía que la voluntad de Dios era aplastarle, permitir que fuera "herido fue por nuestras rebeliones" y herido para nuestra sanidad (Isaías 53:5-10). Jesús ama a la humanidad, pero Su humanidad temía el dolor y la pena a los que se enfrentaba, y eso le llevó a pedir a Su Padre: "Pase de mí esta copa".

La oración de Jesús de "pase de mí esta copa" contiene dos salvedades importantes. Primero, Él ora, "Si es posible". Si hubiera otro camino para redimir a la humanidad, Jesús pide tomar ese otro camino. Los acontecimientos que siguieron a Su oración demuestran que no había otro camino; Jesucristo es el único sacrificio posible para redimir al mundo (Juan 1:29; Hechos 4:12; Hebreos 10:14; Apocalipsis 5:9). En segundo lugar, Jesús ora: "pero no sea como yo quiero, sino como tú". Jesús estaba entregado a la voluntad de Dios, en cuerpo, mente y alma. La oración del justo depende siempre de la voluntad de Dios (ver Mateo 6:10).

En Getsemaní, Jesús conquistó la carne y la mantuvo en sujeción al espíritu. Lo hizo mediante la oración sincera y la sumisión intensa y voluntaria al plan de Dios. Es bueno saber que, cuando nos enfrentamos a las pruebas, Jesús sabe lo que es querer la voluntad de Dios y, sin embargo, no quererla; actuar por amor y, sin embargo, temer el dolor que a menudo resulta; desear la justicia y la obediencia, incluso cuando la carne grita en contra. Este conflicto no es pecaminoso; es humano. Nuestro Salvador "debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere" (Hebreos 2:17). Había venido "buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10), y cumplió Su misión, aunque para ello tuviera que beber el cáliz del sufrimiento hasta el amargo final.

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