Respuesta:
Es cierto que Jesús nunca dijo las palabras exactas, "Yo soy Dios". Sin embargo, hizo la afirmación de ser Dios de muchas maneras diferentes, y aquellos que le escucharon supieron exactamente lo que estaba diciendo. Por ejemplo, en Juan 10:30, Jesús dijo, "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30). Los judíos que le escucharon hacer esa afirmación sabían muy bien que estaba afirmando ser Dios, como lo demuestra su reacción: “Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle” (Juan 10:31). Cuando les preguntó por qué intentaban apedrearlo, dijeron: "por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10:33). El apedrearlo era la pena por blasfemia (Levítico 24:16), y los judíos acusaron claramente a Jesús de afirmar ser Dios.
Jesús hizo otra afirmación de ser Dios cuando dijo: "De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy"(Juan 8:58). Los judíos, al escucharle, entendieron claramente que Él estaba afirmado preexistencia y, más aún, ser Yahvé, el gran "Yo Soy" de Éxodo 3:14. En esta ocasión, también intentaron apedrearle por blasfemia.
El Evangelio de Juan comienza con una afirmación de la deidad de Jesús: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1, enfoque añadido). En el versículo 14, Juan identifica al Verbo: "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad". Juan está afirmando que el Verbo (Jesús) es Dios, y que dejó el cielo para venir a la tierra en forma de hombre para vivir entre ellos y mostrar la gloria de Dios Padre.
Los discípulos de Jesús oyeron claramente cuando Él declaró Su deidad. Después de la resurrección de Jesús, Tomás, el discípulo incrédulo, finalmente entendió la deidad de Jesús, declarándolo "Señor mío, y Dios mío" (Juan 20:28). Si Jesús no fuera el Señor y Dios, habría corregido a Tomás, pero no lo hizo; Tomás habló la verdad. Después de ver a Jesús caminar sobre el agua, Sus discípulos lo adoraron (Mateo 14:33). Cuando apareció a ellos después de la resurrección, cayeron a Sus pies y lo adoraron (Mateo 28:9). Los discípulos conocían bien la pena de la Ley Mosaica por la blasfemia, sin embargo, lo adoraron como a Dios, y Jesús aceptó su adoración. Jesús nunca reprendió a las personas por adorarlo, aceptando su adoración como buena y apropiada.
En todo el Nuevo Testamento se reconoce la deidad de Jesús. Pablo esperaba ansiosamente "la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tito 2:13) y nos anima a hacer lo mismo. Tanto Pablo como Juan declararon que Jesús creó el universo (Juan 1:3; Colosenses 1:16–17), aunque Génesis 1:1 dice claramente que Dios creó los cielos y la tierra. Esto solo puede significar que Jesús es Dios. Incluso Dios Padre se refirió a Jesús como Dios: "Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo" (Hebreos 1:8, citando el Salmo 45:6).
¿Acaso dijo Jesús que Él es Dios? Sí, de muchas maneras, incluyendo aplicando los nombres y atributos de Dios a sí mismo. Dejó claro que Él era Dios encarnado, demostrándolo con Sus palabras, con Sus milagros y finalmente con Su resurrección de entre los muertos. Aunque dudaron al principio, los que finalmente se convencieron de Su deidad entendieron por qué tuvo que morir en la cruz. Si Él fuera un simple hombre, Su muerte habría sido suficiente para pagar solo por Sus propios pecados, pero como era Dios hecho carne, Su sacrificio fue infinito y santo y capaz de pagar por todos los pecados del mundo.