Pregunta: "¿Qué dice la Biblia sobre la discriminación por edad?"
Respuesta:
"Discriminación por edad" se entiende generalmente un prejuicio discriminatorio contra un determinado grupo de edad. Aunque este concepto se puede aplicar a cualquier grupo de edad, la discriminación generalmente se dirige a las personas de edad más avanzada. La discriminación por edad puede afectar negativamente a las perspectivas de trabajo de una persona, la posibilidad de acceder a la asistencia médica y la forma como se perciben los pensamientos e ideas de esa persona.
Aunque la discriminación por motivos de edad es un término moderno que no se encuentra en la Biblia, las Escrituras tienen mucho que decir al respecto. En primer lugar, vemos que la Palabra de Dios condena la discriminación de cualquier tipo, especialmente entre los creyentes. Jesús dice que los más grandes mandamientos son amar al Señor con todo nuestro corazón y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Marcos 12:30-31). Como creyentes, todos somos iguales a los ojos de Dios, y todos merecen el mismo respeto (ver Gálatas 3:27-28; Santiago 2:2-4). El Señor mismo "no hace acepción de personas" (Hechos 10:34; Romanos 2:11).
También hay principios bíblicos que abordan específicamente la discriminación por edad. La Biblia enseña que los ancianos deben ser tenidos en alta estima. Su edad no se ve como algo negativo, sino como algo que los distingue por la sabiduría que han acumulado a lo largo de los años. Los ancianos enseñan a las nuevas generaciones (ver Tito 2:3-4); todo el libro de los Proverbios se presenta como la instrucción de un padre a su hijo (ver Proverbios 1:8). "Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia" (Proverbios 16:31), y "La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez" (Proverbios 20:29). Aprender de un anciano honrado es un honor y un privilegio.
Cuando Dios dio la Ley a Su pueblo, instruyó a Moisés para que les dijera: "Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor" (Levítico 19:32). Parece que el respeto a los ancianos iba de la mano del respeto al propio Señor. Los niños de cualquier edad encontrarán este mandato en Proverbios: "Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies" (Proverbios 23:22). Primera Timoteo 5:1-2 anima a los creyentes a tratar a los hombres y mujeres mayores como padres y madres, algo que podemos relacionar con el mandato de Dios en Éxodo 20:12 de honrar a nuestros padres y madres. La Biblia no permite que se falte al respeto a los ancianos, independientemente de su edad o de las facultades que aún posean.
Tampoco debemos olvidar el cuidado de los ancianos: "Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios. . . . porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo" (1 Timoteo 5:4, 8). Incluso en su agonía en la cruz, Jesús quiso que su madre fuera atendida, pidiendo a Su discípulo Juan que la acogiera como a su propia madre (Juan 19:26-27).
La discriminación de los ancianos no es la única que se aborda en la Biblia. Pablo aconseja al joven Timoteo la importancia de dar un buen ejemplo: "No permitas que nadie te desprecie por ser joven, sino sé un ejemplo para los creyentes en el hablar, en la conducta, en el amor, en la fe y en la pureza". Durante Su ministerio, Jesús puso a los niños como ejemplo del tipo de fe, pureza y humildad que debemos buscar (Mateo 18:2-4).
De todo esto podemos ver que la discriminación por edad es contraria a los mandatos de Dios para los creyentes. Este tipo de discriminación puede aumentar en nuestra cultura a medida que se valoran la belleza, la juventud y la mundanalidad, sin embargo, podemos luchar contra ella y ser un ejemplo con nuestro propio respeto y cuidado por las personas de cualquier edad.