Pregunta: "¿Acaso la Biblia enseña que existe el don del celibato?"
Respuesta:
Generalmente se utilizan dos pasajes del Nuevo Testamento para hablar de lo que a veces se llama "el don del celibato". El primero es Mateo 19:9-12, "'Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba".
La frase "sino aquellos a quienes es dado" se refiere a las personas que reciben lo que algunos llaman "el don del celibato" o "el don de la soltería". Independientemente de cómo lo llamemos, Jesús enseña que la mayoría de las personas por naturaleza no desean permanecer solteras y célibes durante toda la vida. Las excepciones son aquellos que han "renunciado al matrimonio" por causa del reino. Estos célibes han recibido un don especial de Dios.
El otro pasaje relevante es el de 1 Corintios 7. En este capítulo Pablo afirma que no es malo casarse, pero que es mejor que un cristiano pueda permanecer soltero. (La razón es que la atención de un hombre casado está "dividida" entre complacer al Señor y complacer a su esposa; un hombre soltero es libre de estar más centrado en la obra del Señor, versículos 32-34). Pablo dice: "Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo [solteros]; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro" (versículo 7). Pablo tiene cuidado de afirmar que se trata de "una concesión, no... una orden" (versículo 6). La capacidad de permanecer soltero y servir a Dios al margen del matrimonio es un don. Pablo y algunos otros tenían este don, pero no todos.
Como vemos, la Biblia no llama explícitamente a esto "el don del celibato", pero sí expresa que la capacidad de permanecer soltero para servir a Dios de forma más plena es un don. La mayoría de los adultos desean el matrimonio, y este deseo no es pecaminoso. De hecho, el matrimonio puede alejarnos del pecado: "pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido" (1 Corintios 7:2). En vez de participar en la inmoralidad, los creyentes deben casarse. Las relaciones sexuales dentro del matrimonio entre un hombre y una mujer o la soltería célibe son las dos únicas opciones para los cristianos.
Aunque la Biblia habla del celibato como un don, no aparece en la lista de los dones espirituales (1 Corintios 12; Romanos 12). La soltería es un don que Dios le da a todos, al menos temporalmente. Para algunos, el don de la soltería es permanente; para otros, Dios quita ese don y en su lugar da el don del matrimonio. La Biblia anima a los que son célibes en el servicio cristiano a que sean una parte importante de la familia de Dios.