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Pregunta: ¿Por qué había dos árboles en el Jardín del Edén?

Respuesta:
Dios colocó intencionadamente dos árboles en el Jardín del Edén porque valoraba el libre albedrío de Adán y Eva. Como seres preciosos y creados a Su imagen, Adán y Eva tenían la capacidad de elegir. Para tener más contexto, echemos un vistazo a la historia detrás de estos árboles y a la caída de la humanidad.

En Génesis 2:8–9, después de que Dios creó a Adán (pero a Eva todavía no), se mencionan los dos árboles específicamente: "Y el Señor Dios plantó un huerto hacia el oriente, en Edén, y puso allí al hombre que había formado. El Señor Dios hizo brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer. Asimismo, en medio del huerto, hizo brotar el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal" (NBLA). En Génesis 2:15–17, Dios coloca a Adán en el Jardín del Edén para que lo cultive y lo cuide. Luego, Dios da esta orden: "De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás" (NBLA).

Después de que Eva es creada y la pareja vive junta en el Edén, Satanás, en forma de serpiente, tienta a Eva para que coma del árbol de la ciencia del bien y del mal (Génesis 3:1–5). Desafortunadamente, Eva cae en la tentación y come el fruto prohibido, dándoselo a Adán, quien también lo come (Génesis 3:6). Los "ojos" de Adán y Eva fueron abiertos, de modo que se dieron que estaban desnudos; avergonzados, cosieron hojas de higuera y para cubrirse (Génesis 3:7).

Luego, Dios llama a Adán y Eva a rendir cuentas por la decisión que tomaron de comer del árbol prohibido (Génesis 3:9–13). Como parte de su castigo, Adán y Eva son expulsados del jardín. Para evitar que la humanidad acceda al árbol de la vida y viviera en su pecado para siempre, Dios "puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida" (Génesis 3:24).

Algunos pueden decir que Dios no es amoroso porque puso los dos árboles en el jardín. Él permitió que Adán y Eva tuvieran acceso al árbol de la ciencia del bien y del mal, sabiendo que, si comían el fruto, entraría el pecado y la muerte en el mundo. Hay un par de puntos que deberían considerarse. Primero, Dios no obligó ni engañó a Adán y Eva para que comieran del árbol de la ciencia del bien y del mal. De hecho, Él específicamente le ordenó a Adán que no comiera del árbol, dejando claro que eso resultaría en una muerte segura. Adán decidió romper el mandamiento de Dios y como resultado enfrentó las consecuencias de su pecado, junto con el resto de la humanidad (Romanos 5:12–14).

En segundo lugar, el amor de Dios es benevolente (amor ágape) y, por lo tanto, no obliga a los seres humanos a someterse como lo haría un tirano. Porque somos creados a Su imagen (Génesis 1:27), apartados del resto de la creación, Él nos da libre albedrío. Para que Adán y Eva sean realmente libres, tenían que poder elegir, por lo tanto, era necesario que hubiera dos árboles. Desafortunadamente, Adán y Eva eligieron, por su propia voluntad, desobedecer a Dios y comer del fruto prohibido.

En conclusión, Dios les dio a Adán y Eva la opción de obedecer o desobedecer Su orden en el Jardín del Edén. Les dio esta opción porque los diseñó para tener un libre albedrío que refleja al Suyo y porque valoraba su libertad y los amaba lo suficiente como para no obligarlos a someterse. Eran agentes morales libres, no robots programados. Aún hoy, tenemos elecciones ante nosotros: "El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios" (Juan 3:18). Tenemos que elegir sabiamente.

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