Pregunta: ¿Cuáles son los efectos noéticos del pecado?
Respuesta:
Derivado del adjetivo griego noētikos, que significa "intelectual"; del verbo griego noein, que significa "pensar"; y del sustantivo griego nous, que significa "mente", la palabra noético se refiere a la acción de pensar. El efecto noético del pecado es el efecto del pecado en el intelecto humano. A causa del pecado, la capacidad del hombre para pensar y razonar está nublada. El resultado es un deterioro del intelecto que fomenta la duda, el escepticismo y la incredulidad sobre las cosas de Dios.
La fe cristiana no es un ejercicio de pensamiento ilusorio ni una creencia ciega en lo improbable y extravagante. Al contrario, tenemos muchas razones indiscutibles para creer, porque Dios ha dejado sus huellas en todas partes. Pero la evidencia es difícil de ver debido a los efectos noéticos del pecado. El apóstol Pablo escribió: "Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén" (Romanos 1:18-25).
Según este pasaje, los injustos:
• detienen la verdad de Dios (versículo 18)
• se niegan a creer lo que se les ha revelado (versículo 19)
• no tienen excusa (versículo 20)
• se niegan a honrar o dar gracias a su Creador (versículo 21)
• se envanecieron en sus razonamientos (versículo 21)
• su necio corazón fue entenebrecido (versículo 21)
• son necios que profesan ser sabios (versículo 22)
• son propensos a la idolatría (versículo 23)
• se entregan a diversas lujurias que deshonran sus propios cuerpos (versículo 24)
• prefieren las mentiras a la verdad (versículo 25)
El rey David escribió: "Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien" (Salmo 14:1). Los efectos noéticos del pecado han vuelto a la gente necia: son corruptos intelectual y moralmente, cometiendo toda clase de obras abominables, y odian lo que es bueno y santo. Es como si aquellos cuyos corazones están endurecidos por el cinismo y cuyas mentes están empapadas en duda e incredulidad fueran inmunes a las revelaciones de Dios sobre Sí mismo y Sus verdades eternas. En cuanto al evangelio salvador de Jesucristo, el mensaje de la cruz es necedad para aquellos cuyo pensamiento está oscurecido por el pecado (1 Corintios 1:18).
Afortunadamente, Dios está preparado para rescatar a aquellos cuyas mentes han sido devastadas por el pecado. Con un simple acto de fe, los pecadores perdidos pueden ser redimidos y tener la mente de Cristo (1 Corintios 2:16). Ya no confundidos por el pecado, los creyentes pueden vivir de manera abundante y victoriosa al comprender el propósito y los planes de Dios para sus vidas (ver Jeremías 29:11). A diferencia de los ateos que creen que están aquí por algún accidente aleatorio, los seguidores de Jesucristo saben quiénes son, por qué están aquí, qué deben hacer y a dónde van. La mente de Cristo contrarresta los efectos noéticos del pecado y reemplaza nuestro pensamiento anteriormente confuso por una claridad cristalina.
En resumen, los efectos noéticos del pecado distorsionan el intelecto, de manera que el mal parece bueno y lo bueno parece malo (Isaías 5:20). A medida que la cultura mundana se hace cada vez más secular, vemos cómo la lógica y la razón ceden el paso a lo políticamente correcto, al pensamiento acrítico y a la doble moral. Santiago, el medio hermano de nuestro Señor Jesús, escribió, "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada" (Santiago 1:5). La verdadera sabiduría, nuestro mejor antídoto contra los efectos intelectualmente dañinos del pecado, nos permite ver a las personas, los eventos y las circunstancias a través de los ojos de Dios. No debemos pensar como el mundo piensa, porque no somos de este mundo (Romanos 12:2).
