Pregunta: ¿Está _____ en el cielo o en el infierno? ¿Fue _____ salvado?
Respuesta:
En GotQuestions.org, nos preguntan muchas veces si alguna persona en particular está en el cielo o en el infierno. Estas preguntas son especialmente comunes justo después de que fallece una celebridad u otra figura famosa, pero también recibimos preguntas similares de aquellos que se preguntan sobre un amigo o pariente fallecido. Las Escrituras nos dan una buena razón para tener cuidado al hacer afirmaciones sobre el destino eterno de una persona específica.
En realidad, es imposible decir con certeza qué relación tiene otra persona con Dios. No podemos ver el corazón, pero Dios sí (1 Samuel 16:7). Tampoco tenemos la capacidad de mirar el cielo o al infierno. Los seres humanos simplemente no estamos equipados para llegar a una conclusión infalible sobre si alguien está en el cielo o en el infierno. Por esta razón, Got Questions normalmente deriva tales preguntas a una comprensión básica del evangelio. Lo que sabemos con seguridad es que solo hay dos destinos para los muertos: el cielo y el infierno. Aquellos que han aceptado a Cristo estarán con Dios después de la muerte. Aquellos que lo han rechazado estarán separados de Él.
Una mejor pregunta que "¿está fulano en el cielo o en el infierno?", es "¿Fue la vida de fulano coherente con la fe salvadora en Cristo?" Algunas vidas caen claramente de un lado u otro de ese criterio. Sin embargo, según la Biblia, es posible "aparentar" y aún estar perdido (Mateo 7: 21-23). Y es posible batallar para poner en práctica la fe y aún ser salvo (Mateo 21:31). Solo Dios sabe lo que realmente pasa en el corazón, incluso cuando esa persona parece no tener esperanza.
En lugar de hacer una afirmación definitiva con respecto al destino eterno de una persona, nuestra recomendación es apuntar a lo que la Biblia dice sobre aquellos que confían en Cristo y permitir que otros formen su propia opinión. En realidad, lo mejor que podemos hacer es decir que alguien que ha fallecido "probablemente está salvo" o "probablemente no está salvo".
Aquellos que profesan públicamente su fe en Cristo y cuyas vidas parecen coherentes con esa profesión estarían en el lado de "probablemente salvos". Cuando las palabras y acciones de una persona dan evidencia de fe en Cristo, entonces es razonable suponer que estará con Dios cuando fallezca. Esta conclusión se ve limitada por el hecho de que lo externo no es lo que importa realmente; es posible que un comportamiento piadoso oculte un alma perdida (Mateo 23: 26-28).
Aquellos que abiertamente rechazan a Cristo estarían en el extremo de "probablemente no está salvo". Los que dejan claro con sus palabras y acciones que rechazan el evangelio dan a otros motivos para pensar que estarán perdidos cuando fallezcan. Al mismo tiempo, Dios puede salvar a cualquiera, sin importar que tan cerca de la muerte estén (Mateo 20: 1-16; Lucas 23:43), y no sabemos lo qué puede suceder en el secreto del corazón de una persona en los últimos momentos antes de su muerte. Además, hay quienes pueden luchar con el pecado habitualmente a pesar de tener una fe auténtica.
La imagen pública de una persona, especialmente en el caso de las celebridades, no suele ser la misma que la vida privada. Esta situación puede hacer que sea prácticamente imposible decir cuáles eran las verdaderas opiniones de una figura pública sobre la fe y la espiritualidad. Incluso si podemos hacer una suposición, hay que mantenerla en perspectiva.
En última instancia, el evangelio es la única esperanza para cualquiera de nosotros después de esta vida. Independientemente de si algún fallecido en particular está en el cielo, nuestra necesidad personal de Cristo permanece. Podemos decir con confianza que en Cristo hay salvación (Juan 6:27). Si una persona acepta el evangelio y nace de nuevo, estará con Dios después de la muerte. Nuestro enfoque debe estar en nuestras propias necesidades espirituales y en las necesidades de los que aún viven.