Pregunta: ¿Qué significa "En todo tiempo ama el amigo" (Proverbios 17:17)?
Respuesta:
Aunque el libro de Proverbios se centra en la sabiduría, muchos de los proverbios individuales enfatizan la importancia del amor leal. Para cultivar relaciones sólidas con Dios, la familia y los amigos, debemos dar prioridad al amor y la fidelidad. En Proverbios 17:17, Salomón afirma que un amigo fiel es tan valioso como un miembro de la familia que nos apoyará durante una crisis: "En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia".
El amor incondicional es la base de las relaciones sanas y duraderas. Proverbios 3:3-4 nos exhorta: "Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres". Ya sea que una amistad se desarrolle por conveniencia, intereses compartidos, una relación de negocios o simplemente por coincidencia, el amor y la lealtad son las cualidades que crearán un vínculo sólido y satisfactorio.
Un amigo que ama "en todo tiempo" es un amigo que ama incluso en tiempos de dificultad y prueba. Un versículo que acompaña a Proverbios 17:17 es Proverbios 18:24: "Hay quienes parecen amigos, pero se destruyen unos a otros; el amigo verdadero se mantiene más leal que un hermano" (NTV). Los buenos amigos van y vienen, pero en tiempos difíciles descubrimos quiénes son nuestros verdaderos amigos. Un amigo auténtico mostrará un amor desinteresado y sacrificado, permaneciendo a nuestro lado a pesar de la adversidad.
Jesucristo es la personificación de un amigo que ama en todo momento. Tal vez más que ningún otro escritor de los Evangelios, el apóstol Juan destaca el alcance del amor incondicional de Cristo, por el que "había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin" (Juan 13:1), es decir, hasta los últimos límites del amor. Jesús siempre nos ama: nos ha amado desde el principio de los tiempos y nos amará por toda la eternidad (Efesios 3:17-19; Romanos 8:35, 38-39). Mientras ministró en la tierra, Cristo amó a través del servicio sacrificial (Marcos 10:45; Lucas 22:27; Filipenses 2:6-7), lavando los pies de los discípulos (Juan 13:1-17), sanando a los enfermos (Mateo 4:24), expulsando demonios (Marcos 1:34), resucitando a los muertos (Lucas 7:14-15) y liberando a las personas del pecado (Lucas 4:18-19). También amó con el sacrificio supremo de entregar Su vida en la cruz por nuestros pecados (1 Juan 4:9-10).
Puesto que nuestro Salvador es un amigo que ama en todo momento, debemos amar como Él (Juan 13:14-15; Efesios 5:25-27). Jesús dijo: "Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer" (Juan 15:12-15).
Jesús llama a Sus seguidores a amarse siempre los unos a los otros. Los primeros escritores de la Iglesia se tomaron muy a pecho el mensaje de Cristo, comprendiendo que toda la ley del Antiguo Testamento podía resumirse con estas palabras: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gálatas 5:14; 1 Juan 3:23; 4:21; 2 Juan 1:5). Santiago llamó a este mandamiento la "ley real" (Santiago 2:8). El apóstol Pablo lo explicó de esta manera "El amor no hace mal a otros, por eso el amor cumple con las exigencias de la ley de Dios" (Romanos 13:10, NTV; ver también 1 Tesalonicenses 4:9). El escritor de Hebreos nos exhortó: "Sigan amándose unos a otros como hermanos" (Hebreos 13:1, NTV). Y Pedro aconsejó: "amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro" (1 Pedro 1:22).
Salomón observó sabiamente: "Cuando se perdona una falta, el amor florece, pero mantenerla presente separa a los amigos íntimos" (Proverbios 17:9, NTV). Si queremos ser amigos que aman en todo momento, debemos seguir la guía de las Escrituras: "Sean siempre humildes y amables. Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor" (Efesios 4:2, NTV). Debemos estar dispuestos a perdonar las ofensas de los demás, especialmente cuando pecan contra nosotros (Proverbios 10:12; Lucas 6:37; 1 Pedro 4:8).