Respuesta:
"Encontrar a Dios" es una expresión un tanto confusa que puede significar diferentes cosas para diferentes personas. Para algunos, la frase encontrar a Dios es sinónimo de adoptar una religión, cualquiera que esta sea. Para otros, "encontrar a Dios" significa "limpiar la vida de uno", generalmente con la ayuda de un poder superior. A veces se usa de manera despectiva para describir una transformación espiritual de cuestionable autenticidad. En cualquier caso, "encontrar a Dios" implica un cambio en la actitud y/o comportamiento de alguien.
Hay varias personas en las Escrituras que buscaron sinceramente encontrar a Dios. En su angustia, Job clamó: "¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla" para argumentar su caso ante el Juez del universo (Job 23:3). Los hijos de Coré expresaron su deseo de encontrar a Dios: "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?" (Salmos 42:1–2).
Bíblicamente hablando, encontrar a Dios significa aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador. Solo a través de Jesús puede alguien llegar a Dios (Juan 14:6), y recibir a Cristo resulta en una transformación espiritual (2 Corintios 5:17). Por lo tanto, encontrar a Dios es reconocer la necesidad de salvación y ejercer la fe en Cristo. El resultado de encontrar a Dios es vivir la vida cristiana.
La Biblia dice que naturalmente no buscamos a Dios (Salmos 14:2–3). Dios nos manda a abandonar nuestro pecado y buscarlo (Isaías 55:6–7). Aquellos que buscan y encuentran a Dios reciben misericordia y bondad (Salmos 9:10; 22:26). Los israelitas tenían la promesa de Dios de que, si en medio de su exilio buscaban a Dios, sin duda lo encontrarían (Deuteronomio 4:29).
Dios quiere ser encontrado. Se deleita en la misericordia y el perdón, y está cerca de todos los que le llaman. Como dijo Pablo, "para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros" (Hechos 17:27).
