Pregunta: ¿Qué es la escrupulosidad y cómo puede superarse?
Respuesta:
La escrupulosidad, a veces llamada "TOC religioso", es esencialmente una preocupación excesiva y debilitante con la moralidad. La esquizofrenia paranoide, el trastorno delirante y enfermedades psicológicas similares pueden acompañar los pensamientos religiosos obsesivos o las ilusiones de naturaleza religiosa. Y a veces las excentricidades religiosas aparecen en otros trastornos de la personalidad. La escrupulosidad se considera una enfermedad psicológica en la psicología moderna.
A menudo, aquellos que sufren de escrupulosidad se enfocarán en un aspecto particular de la moralidad, como la pureza sexual o la blasfemia. Alguien con escrupulosidad puede dudar continuamente de su salvación o tomar medidas extremas para asegurarse de que está perdonado. Puede asistir a los servicios religiosos de manera compulsiva, rezar oraciones repetitivas para la salvación, realizar rituales religiosos hasta que sienta que lo ha hecho perfectamente, requerir constantemente la seguridad de los miembros del clero, hacer pactos frecuentes con Dios, u obsesionarse con los temores de comprometer la moral.
Es importante destacar que la escrupulosidad es distinta a la observancia de la religión propia; aquellos de fe religiosa similar reconocerán el comportamiento de la persona escrupulosa como obsesivo. La escrupulosidad es ciertamente distinta de vivir la vida cristiana. Los cristianos están llamados a obedecer a Dios, y debemos preocuparnos por la moralidad. Sin embargo, tenemos libertad en Cristo y la seguridad completa de nuestra salvación. No somos una fe basada en obras, sino una transformación de vida habilitada por Dios. La nuestra no es una fe caracterizada por la ansiedad, sino una establecida en paz (Juan 14; 16:33). Entonces, ¿cómo deberían los cristianos responder a la escrupulosidad?
Primero, es importante entender la verdad acerca de Dios. Él es perfecto en Su justicia, generoso en Su gracia, y actúa en amor porque Él es amor (1 Juan 4:8). Dios no nos trata tal como nuestras obras merecen (Romanos 3:23; 6:23) sino que nos ofrece un camino hacia la salvación (Juan 3:16). No somos salvados por nuestras propias obras sino a través de poner nuestra fe en Jesús (Efesios 2:8-9). Y, así como no hicimos nada para ganar el amor de Dios o merecer Su don de la salvación, no hacemos nada para mantener el favor de Dios. Segunda Corintios 5:17-21 dice: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él". La verdad de la Escritura es que los comportamientos asociados con la escrupulosidad son innecesarios, y los temores de la persona escrupulosa son infundados.
Sin embargo, para aquellos que sufren de escrupulosidad, la solución no siempre es tan fácil como recordar la verdad. La duda todavía se arrastra. A veces, esta duda puede ser abordada mediante la lucha espiritual, recordándose a uno mismo la verdad, y rezando por la seguridad de Dios. Pero, dada la naturaleza de la enfermedad, a veces tales actos religiosos alimentan el comportamiento escrupuloso y confunden el problema. Aquellos que sufren de escrupulosidad deben buscar ayuda profesional de pastores, asesores bíblicos y médicos. Existen protocolos de terapia especial que han demostrado ser útiles en el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo que también pueden abordar la escrupulosidad. Ciertos medicamentos también pueden ayudar.