Respuesta:
El esencialismo filosófico es la idea de que la naturaleza de las cosas es invariable y constante. El esencialismo postula que hay que poder describir una entidad según lo que es necesario, o esencial, para su naturaleza y existencia.
El pájaro es quizá un ejemplo útil. Podemos preguntarnos qué es esencial para ser un pájaro. ¿Es la capacidad de volar? No, volar no es esencial para ser un ave, porque hay ciertas aves que no vuelan (avestruz, emú, etc.). También hay criaturas que no son aves y que vuelan (por ejemplo, los murciélagos). Un ave voladora puede sufrir una lesión y no ser capaz de volar más. Sin embargo, sigue siendo un ave. Si volar no es esencial para ser un ave, ¿qué lo es? He aquí varios aspectos esenciales para ser un ave: plumas, alas, pico, ausencia de dientes y tener crías en un huevo de cáscara dura. Puede haber otras criaturas que tengan una o más de estas características, pero, para un ave, todas ellas son esenciales. Si estas características no están presentes, entonces, independientemente de lo que tenga, no es un ave.
La cuestión principal del esencialismo en filosofía gira en torno a la esencia del ser humano. ¿Qué somos? ¿Qué nos diferencia de otras criaturas? ¿Hay algo que sea esencial para ser humano? Si se considera esta cuestión desde el marco del ateísmo y el fisicalismo (todo lo que existe es materia física: protones, neutrones, átomos, elementos, etc.), entonces no hay nada que sea únicamente esencial para ser humano. De hecho, desde un marco puramente fisicalista, no hay nada que diferencie a los humanos de los simios superiores, como los chimpancés y los gorilas. Los partidarios del fisicalismo ven a los humanos como "monos saltarines" o "robots mojados". En definitiva, si el mundo físico es todo lo que hay, y todo lo que diferencia a los animales de las rocas o los árboles, etc., es cómo están dispuestos los átomos, entonces nada es esencial y nada es diferente en última instancia de cualquier otra cosa. Todo es polvo de estrellas diferenciado, pero nada más que polvo de estrellas.
El esencialismo sí encaja en el marco bíblico. De hecho, en el mundo físico, Dios diferencia todo tipo de cosas. Un ejemplo útil de la diferenciación de las cosas por parte de Dios se encuentra en los seis días de la creación en Génesis 1. En cada día, Dios crea algo diferente y asigna a estas criaturas determinadas funciones y lugares en la creación. Son distintas entre sí. Dios, en el Génesis y en el resto de la Biblia, declara que existen diferencias esenciales en el mundo creado.
Concretamente, cuando Dios crea al hombre en el sexto día, lo crea a Su propia imagen. Nada más en toda la creación lleva la imagen de Dios: solo el ser humano. Así pues, lo que diferencia específicamente al ser humano del resto del mundo físico es que el ser humano lleva en sí mismo la imagen de Dios. Llevar la imagen de Dios es un requisito esencial para ser humano.
¿Qué significa que los humanos llevan la imagen de Dios? Significa muchas cosas, pero de primordial importancia es la realidad de que, al igual que Dios, somos criaturas morales. Tenemos una conciencia mediante la cual determinamos la rectitud de un pensamiento o una acción. En Romanos 2:15, se nos dice que nuestra conciencia "[da] testimonio" de la rectitud y del pecado. Tenemos pensamientos que nos acusan o nos excusan basándose en nuestra comprensión del bien y del mal. Tengamos o no una ley moral formal como los Diez Mandamientos, todos tenemos una comprensión de lo correcto y lo incorrecto, del bien y del mal. Se trata de una característica esencial de lo que significa ser humano.
Al considerar el esencialismo, es vital que seamos conscientes de que puede haber formas de esencialismo que declaren diferencias distintas y esenciales entre las criaturas físicas, pero que no sostengan que los humanos son portadores de la imagen de Dios. Cualquier forma de esencialismo que niegue que los humanos son portadores de la imagen de Dios es un engaño vacío y una tradición humana (ver Colosenses 2:8), y no debemos dejarnos cautivar por esa filosofía.