Pregunta: ¿Cuál es el significado del arco iris semejante a la esmeralda de Apocalipsis 4:3?
Respuesta:
En Apocalipsis 4, el apóstol Juan vislumbra la gloria futura del cielo, cuando el pueblo de Dios se reúna en torno al trono para adorar al Señor por toda la eternidad. Dios Padre está sentado en el trono (versículo 2) cuando Juan empieza a describir Su apariencia: "Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda" (Apocalipsis 4:3).
¿Cómo empezar a ilustrar a Dios en toda Su gloria soberana? Sin duda, las palabras se quedan cortas para Juan. Lo mejor que puede hacer es comparar el brillo de Dios con la más bella y deslumbrante de las piedras preciosas: "El que estaba sentado en el trono brillaba como piedras preciosas: como el jaspe y la cornalina. El brillo de una esmeralda rodeaba el trono como un arco iris", explica Juan en la Nueva Traducción Viviente del Apocalipsis 4:3.
El jaspe es una piedra preciosísima "diáfana como el cristal" (Apocalipsis 21:11), y el rubí o la cornalina son rojos. Según el salmista, Dios está "envuelto en un manto de luz" (Salmo 104:2, NTV). Él "vive en medio de una luz tan brillante que ningún ser humano puede acercarse a él. Ningún ojo humano jamás lo ha visto y nunca lo hará", expresó Pablo (1 Timoteo 6:16, NTV). Juan percibe a Dios revestido de un conjunto de luz prismática, con tonalidades de joyas.
La visión de Juan recuerda a la del profeta Ezequiel, que vio "algo semejante a un trono hecho de lapislázuli. En ese trono, en lo más alto, había una figura con apariencia de hombre. De lo que parecía ser su cintura para arriba, tenía aspecto de ámbar reluciente, titilante como el fuego; y de la cintura para abajo, parecía una llama encendida resplandeciente. Lo rodeaba un halo luminoso, como el arco iris que brilla entre las nubes en un día de lluvia. Así se me presentó la gloria del Señor. Cuando la vi, caí con rostro en tierra" (Ezequiel 1:26-28, NTV).
En Éxodo 24, cuando Dios confirmó Su pacto con el pueblo de Israel, Moisés también describió la gloriosa apariencia de Dios. La descripción de Moisés también utiliza referencias a piedras preciosas brillantes: "Después Moisés, Aarón, Nadab y Abiú, y los setenta ancianos de Israel subieron al monte. Allí vieron al Dios de Israel. Debajo de sus pies parecía haber una superficie de lapislázuli de color azul brillante, tan clara como el mismo cielo" (Éxodo 24:9-10, NTV).
Según la visión de Juan, desde el trono de Dios irradia un arco iris de esmeraldas. Las esmeraldas son piedras preciosas de color verde intenso y brillante. Si el arco iris era totalmente verde o predominantemente verdoso, desprendía un efecto como de joya. Este arco iris no parece ser un arco o arco iris parcial que se ve típicamente desde la Tierra, sino un círculo completo alrededor del trono celestial de Dios. "In heaven all things are complete (En el cielo todo está completo - solo disponible en inglés)", expone Warren Wiersbe (The Bible Exposition Commentary, vol. 2, Victor Books, 1996, p. 582).
El arco iris esmeralda de Juan es un recordatorio simbólico del pacto de Dios con Su pueblo y de Su promesa de refrenar Su ira. Con la manifestación del primer arco iris del mundo, Dios prometió no volver a destruir la tierra mediante un diluvio (Génesis 9:11-17). El Señor dijo a Noé que el arco iris era "la señal del pacto que he establecido entre mí y toda carne que está sobre la tierra" (versículo 17). Desde el principio del Génesis, el pacto de Dios era con toda Su creación. Ahora, en el final del Apocalipsis, Juan está a punto de presenciar de nuevo el juicio de Dios sobre el mundo entero. El arco iris esmeralda declara: "En la ira acuérdate de la misericordia" (Habacuc 3:2). Aunque Dios pronuncia la ira, el juicio nunca es sin Su gran misericordia.
Tras el juicio final de Dios, vendrá un nuevo comienzo para la humanidad. Noé fue testigo del arco iris que inició el pacto y del primer reinicio de la humanidad. Sin embargo, Juan ve el arco iris esmeralda, eterno y completo, que representa el cumplimiento de la promesa del pacto y la misericordia eterna de Dios.
