Respuesta:
El concepto de espíritu animal se basa en los antiguos sistemas de creencias animistas, chamánicas y totémicas de los primeros indios americanos, los aborígenes australianos y otras culturas indígenas. Hoy en día, la creencia en los espíritus animales se promueve en varios sistemas religiosos neopaganos como la Wicca y la Nueva Era, y con frecuencia se asocia con la astrología. En Internet hay muchos consejos y cuestionarios que animan a la gente a identificar y entrar en contacto con sus " espíritus animales".
La creencia en los espíritus animales se basa en la idea de que un ser humano puede tener una conexión mística con un guía espiritual bondadoso, o espíritu ayudador, que adopta la forma de un animal. En algunas culturas, se cree que en la pubertad se le asigna a la persona un espíritu guardián. El vínculo personal entre el ser humano y el espíritu animal es tan estrecho que el ser humano adopta algunas de las características del animal guardián. El espíritu animal ayuda a guiar o proteger a la persona que comparte o encarna las cualidades del animal.
Una idea relacionada con los espíritus animales es la de los "animales de poder", un concepto del chamanismo según el cual ciertos animales pueden dar poder físico o psicológico a los seres humanos. Al igual que el animal espiritual, el animal de poder comparte su sabiduría, sus instintos naturales y otros poderes con los seres humanos en momentos de necesidad y puede ayudarles a cumplir objetivos o a realizar determinadas tareas.
Los espíritus animales, los animales de poder y todos los demás tipos de guías espirituales que promueve el paganismo son en realidad espíritus engañosos gobernados por los poderes de las tinieblas y las fuerzas espirituales de maldad que actúan en este mundo (Efesios 6:12; 1 Timoteo 4:1). Ya sea que estos seres tomen la forma de una mariposa o de un oso, la Biblia los llama "espíritus inmundos" (véase Mateo 12:43). Los espíritus animales son una artimaña demoníaca y no deberían formar parte del sistema de creencias de un cristiano. Entrar en contacto con el espíritu animal de uno es lo mismo que incurrir en brujería, algo que la Biblia prohíbe categóricamente: "No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con el SEÑOR cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones el SEÑOR tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante del SEÑOR tu Dios" (Deuteronomio 18:10-13).
El apóstol Pablo advirtió que los que practican los actos de la carne sin arrepentirse, incluida la brujería, no heredarán el reino de Dios (Gálatas 5:19-21). A los cristianos se les ha dado todo lo que necesitan para vivir vidas piadosas por medio del poder de Dios (2 Pedro 1:3). No necesitan invocar animales espirituales o de poder para pedir ayuda.
Como hijos de Dios, los creyentes deben buscar la guía sólo del Espíritu Santo de Dios: "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios" (Romanos 8:14). El Espíritu de Dios nos ayuda en nuestra debilidad (Romanos 8:26-27). El Espíritu Santo nos capacita para vivir vidas cristianas piadosas: "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu" (Gálatas 5:22-25).
El Espíritu Santo guía a los creyentes en lo que deben decir y en cómo dar testimonio (Marcos 13:11; Mateo 10:19-20; Lucas 12:11-12; 1 Corintios 2:13). Nos guía en el ministerio (Hechos 16:6-7; 20:22) y en el conocimiento de la verdad (Juan 16:13). El Espíritu Santo es nuestro Ayudador, el cual es mayor que cualquier espíritu que se haga pasar por un "espíritu animal" (Mateo 10:1; 1 Juan 4:4). Nuestro deseo es ser más como Cristo, y no como un animal.