Pregunta: ¿Qué dice la Biblia sobre tener un espíritu prudente (Proverbios 17:27)?
Respuesta:
Proverbios 17:27 dice: "El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; de espíritu prudente es el hombre entendido". Este proverbio resalta la sabiduría de evitar hablar imprudentemente, ejerciendo el autocontrol para no provocar enemistades. Tener un espíritu prudente describe a alguien con una disposición ecuánime. Una paráfrasis contemporánea podría ser "una persona sabia mantiene la calma".
Los traductores de la Biblia traducen la frase "espíritu prudente" de varias maneras: "espíritu sereno" (NBLA), "con entendimiento" (NTV). La palabra espíritu se refiere aquí a la disposición o temperamento de una persona.
Los proverbios de Salomón a menudo insisten en la importancia del autocontrol, sobre todo en las cosas que decimos. Según Proverbios 17:27, una persona prudente usa pocas palabras y mantiene una actitud tranquila, manteniendo la compostura bajo presión. Al ejercer el autocontrol al hablar y no dejarse dominar por emociones exaltadas, un espíritu tranquilo disipa la ira y los malos sentimientos: 'La respuesta apacible desvía el enojo, pero las palabras ásperas encienden los ánimos" (Proverbios 15:1, NTV).
En contraste con una persona de temperamento acalorado, alguien con un espíritu prudente o una naturaleza ecuánime es lento para la ira: "El hombre iracundo promueve contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla" (Proverbios 15:18, ver también Proverbios 14:29).
Abigail es un excelente ejemplo de persona sabia cuyo espíritu prudente aplacó una situación conflictiva. Primera de Samuel 25:3 nos dice que Abigail era "de buen entendimiento y de hermosa apariencia", pero su marido, Nabal, era "duro y de malas obra". Nabal trataba a David y a sus hombres con rudeza y falta de respeto, y David estaba empeñado en derramar sangre. Sin que su marido lo supiera, Abigail concertó una cita con David. Con humildad y calma, le persuadió de que no hiciera daño a Nabal. Después, David bendijo a Abigail por su excelente discernimiento y por impedirle llevar a cabo la venganza con su propia mano (1 Samuel 25:32-34).
Eclesiastés 10:4 ofrece un consejo sabio para mantener la calma en el trabajo: "Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre hará cesar grandes ofensas". La Nueva Traducción Viviente interpreta el versículo así: "Si tu jefe se enoja contigo, ¡no renuncies a tu puesto! Un espíritu sereno puede superar grandes errores".
Las personas sabias son prudentes con sus palabras y piensan antes de hablar. En cambio, "Los necios dan rienda suelta a su enojo" (Proverbios 29:11). Según Matthew Henry, "Una cabeza fría con un corazón cálido es una composición admirable" (Matthew Henry's Commentary on the Whole Bible, Hendrickson, 1994, p. 994).
Si un comportamiento frío, tranquilo y amable disuelve la ira y neutraliza una situación acalorada, lo contrario -actuar como un energúmeno- la agrava. Santiago nos enseña que "la ira del hombre no obra la justicia de Dios" (Santiago 1:20). "Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía', dice Santiago 3:17. En otras palabras, la sabiduría de Dios respalda la humildad, la mansedumbre y la templanza (2 Pedro 1:5-8).
En muchos proverbios descubrimos que nuestras palabras son como frutos que revelan la calidad o disposición de nuestro corazón. En Proverbios 17:27, la moderación de una persona con las palabras muestra el corazón de un pacificador, así como una naturaleza sabia y comprensiva. Tener un espíritu prudente también es señal de que el Espíritu Santo vive en nosotros: "En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!". (Gálatas 5:22-23).