Respuesta:
"Miren que nadie los haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo" (Colosenses 2:8). Otras traducciones interpretan la frase principios elementales del mundo como "principios de este mundo (NVI), "los rudimentos del mundo" (RVR1960), y "los poderes espirituales de este mundo" (NTV).
La carta del apóstol Pablo a los cristianos de la iglesia de Colosas es una respuesta a la noticia de que muchos creyentes se habían estado adhiriendo a filosofías heréticas en lugar de atenerse al evangelio de la salvación por la gracia, aparte de las obras. La iglesia había empezado a añadir ciertos requisitos espirituales a su doctrina, lo que reflejaba una adhesión a las leyes del Antiguo Testamento en lugar de seguir la sabiduría de Jesús (Colosenses 2:2-4). Estos nuevos creyentes luchaban por resolver sus antiguas creencias legalistas con el concepto radical de la completa suficiencia de Cristo, tanto para la salvación como para la santificación.
El prefacio de Pablo deja claro su propósito: "Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas" (Colosenses 2:4). Recuerda a los colosenses la fe que les fue enseñada y los disuade de falsos pensamientos con una advertencia: "Miren que nadie los haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo" (Colosenses 2:8, NBLA).
Algunos de los términos que Pablo utiliza en Colosenses 2:8 son fáciles de entender. Las filosofías anticristianas, las mentiras descaradas y las creencias legalistas debían considerarse falsas enseñanzas porque van en contra del mensaje de salvación sólo a través de Cristo. Sin embargo, hay algunas dudas en cuanto a lo que Pablo quiso decir con el término principios elementales del mundo. La palabra griega que Pablo usa en Colosenses 2:8 significa "fundamentos básicos y principales". La misma palabra se usa en Gálatas 4:3, "Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo".
Una opinión es que los espíritus elementales se refieren a los dioses astrales de antiguas religiones paganas o espíritus del folclore derivados de la tierra, el aire, el fuego y el agua. Otra creencia es que estos "principios elementales" son los ángeles que se mencionan en Gálatas 3:19 y que participaron en la promulgación de la ley del Antiguo Testamento.
Si tenemos en cuenta el contexto de Colosenses 2:8, podemos llegar a una mejor interpretación. Más adelante, en el mismo capítulo, Pablo vuelve a hablar de los "principios elementales": "Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos . . .(en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres)"?
(versículos 20-22). Observa que Pablo equipara los "principios (o rudimentos) elementales del mundo" con "reglamentos", "preceptos humanos" y "doctrinas". En el versículo 8, relaciona los "principios elementales" con la tradición y la filosofía humanas. Los "principios" aquí son probablemente seres demoníacos que promueven la falsa doctrina (ver 1 Timoteo 4:1) o simplemente una referencia a las doctrinas mismas.
Los "principios elementales del mundo" pregonan ideas mundanas básicas sobre la religión y tratan de hacerlas pasar por verdad. La iglesia debe protegerse de todo lo que va en contra del evangelio de Cristo. Ya sean rituales, ascetismo u observancia de reglas, no pueden salvar. Estas ideas son "del mundo" en que implican cosas materiales y tienen sentido a la mente mundana, inconversa. Son "elementales" en el sentido de que son tan básicas como para ser infantiles (a pesar de la arrogancia de los falsos maestros).
Jesús vino a liberar a los cautivos: liberados de la esclavitud al pecado, libres del castigo eterno, para cumplir la ley, y finalmente para cerrar la brecha entre el hombre y Dios con un sacrificio que resultó en el perdón eterno (Mateo 5:17–20; Lucas 4:18; Romanos 7:6; Gálatas 3:23). El concepto bíblico de salvación a través de Cristo y el perdón lleno de gracia de Dios es el evangelio que se entregó una vez y para siempre a los santos. Ahora debemos estar "arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias" (Colosenses 2:7). No debemos regresar a los "principios elementales del mundo".
Los cristianos de hoy en día pueden dejarse seducir por la idea de que cumpliendo todos los requisitos obtendremos el favor de Dios. Podríamos pensar que, si pudiéramos orar lo suficiente, servir a la iglesia lo suficiente, ser lo suficientemente perfectos, entonces Dios nos favorecería. Sin embargo, ninguna de estas cosas nos acercará al amor, la gracia y el perdón de Dios. El amor de Dios es incondicional (Juan 3:16; Romanos 5:8). La gracia y el perdón de Dios vienen sólo a través de la fe (Gálatas 2:16; Efesios 2:4-5). El mensaje de Jesús es a la vez maravillosamente sencillo y misteriosamente complejo (1 Timoteo 3:16). No debemos poner nuestra fe en las obras; más bien, debemos ir más allá de los principios elementales del mundo y mantener nuestra fe sólo en Jesús como el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6).