Respuesta:
La idea de un cónyuge espiritual, una entidad sobrenatural que forma una relación similar al matrimonio con un individuo, tiene raíces en varias tradiciones religiosas. Desde las religiones africanas tradicionales hasta el vudú y la espiritualidad de la Nueva Era, esta idea está profundamente arraigada en diversas prácticas espirituales. Sin embargo, el concepto de un cónyuge espiritual debe ser desafiado bíblicamente y finalmente rechazado.
En muchas religiones africanas tradicionales, los cónyuges espirituales, también llamados "esposos espirituales" o "esposas espirituales", son entidades espirituales que tienen relaciones maritales con humanos. Dichas relaciones se pueden manifestar en sueños y tener consecuencias en la vida real, causando a veces discordia matrimonial o incluso infertilidad.
De manera similar, en el vudú (o vodú) y la santería, algunas personas se casan con lwa (espíritus) u orishas. Estas relaciones se formalizan a través de rituales y se cree que traen bendiciones y protección, aunque también pueden exigir comportamientos o sacrificios específicos.
Las tradiciones de la Nueva Era y otras corrientes esotéricas creen que los cónyuges espirituales son "almas gemelas" o "llamas gemelas"; es decir, un cónyuge espiritual es una contraparte espiritual perfecta destinada a completar el alma de una persona. Esta creencia a menudo se presenta como la única y verdadera unión espiritual.
El hilo común entre las religiones africanas tradicionales, el vudú y la espiritualidad de la Nueva Era es la creencia de que los humanos pueden tener una relación íntima y vinculante con una entidad espiritual. Sin embargo, la idea de un cónyuge espiritual no tiene sustento bíblico.
La Biblia enseña a los creyentes a adorar solo a Dios y rechazar la adoración o interacción con otras entidades espirituales. Deuteronomio 6:4 declara: "Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es" (NBLA).
La idea de un cónyuge espiritual se puede considerar una forma de idolatría, lo cual la Biblia condena. En Éxodo 20:3-4, Dios ordena: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra".
Los creyentes están en una guerra espiritual contra fuerzas engañosas. Efesios 6:12 advierte: "Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes" (NBLA). La idea de un cónyuge espiritual es un engaño de fuerzas espirituales malignas que buscan atrapar a las personas en prácticas pecaminosas.
La Biblia presenta el matrimonio como un pacto sagrado entre un hombre y una mujer. Génesis 2:24 explica: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne". Esta unión ordenada por Dios no deja lugar para una tercera parte, ya sea humana o espiritual. La creencia en un cónyuge espiritual, por lo tanto, desvirtúa la santidad del matrimonio tal como Dios lo diseñó.
Para aquellos que sienten que están atados a un cónyuge espiritual, hay esperanza en Jesucristo, quien "nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo amado, en quien tenemos redención: el perdón de los pecados" (Colosenses 1:13-14, NBLA). En Cristo, los creyentes son liberados del pecado, incluida cualquier supuesta atadura con entidades espirituales.
A pesar de que la idea del cónyuge espiritual prevalece en varias tradiciones espirituales, los creyentes se deben mantener firmes en la verdad de la Palabra de Dios. Las Escrituras rechazan inequívocamente la idea de formar cualquier tipo de vínculo con entidades espirituales. Oremos por aquellos que creen estar casados con un cónyuge espiritual y guiémoslos hacia la esperanza eterna en Cristo.