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Pregunta: ¿Qué es el estructuralismo?

Respuesta:
El estructuralismo es la idea de que los seres humanos asignan significado observando las diferencias entre las ideas fundamentales. Esto implica que la estructura formada por la interacción de los componentes individuales proporciona el contexto adecuado para la comunicación y la comprensión. El estructuralismo se ha aplicado a diversas disciplinas, con mayor éxito en la lengua y la literatura, incluida la literatura bíblica. El estructuralismo se considera una perspectiva importante para extraer significado de los pasajes de la Biblia, proceso conocido como exégesis.

La afirmación principal del estructuralismo es que las personas asignan significado a un conjunto básico de ideas fundamentales, y la comunicación se logra principalmente expresando las diferencias entre esas ideas individuales; las diferencias e interacciones de esas ideas forman un patrón global. En otras palabras, los componentes individuales de una lengua, un libro o una historia solo se pueden entender correctamente como parte de un todo, según su lugar en la estructura.

Dos ejemplos relacionados con el color y los sonidos pueden ayudar a explicar por qué el estructuralismo es un concepto significativo a la hora de interpretar la Biblia. En ambos ejemplos, vemos que las personas asignan significados basándose en una supuesta estructura de conceptos. Cuando algo no se distingue claramente dentro de esa estructura, resulta efectivamente invisible para las personas que operan bajo ese marco.

Ejemplo 1. Los investigadores han estudiado cómo perciben los colores diversas culturas, basándose en su vocabulario nativo, y han descubierto que, cuando una cultura no tiene una palabra específica para un color concreto, sus miembros a menudo no "ven" ese color. Puede que, por lo demás, sean expertos en ver sutiles diferencias de tonalidad en otros colores, pero ignoran los colores para los que no tienen palabra o los meten en el mismo saco que otros colores. Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, el azul y el verde se consideraban simplemente matices del mismo color, y la mayoría de las culturas no tenían una palabra para "azul". Y la lengua inglesa no tuvo una palabra para el color naranja hasta la década de 1540, cuando la fruta llamada naranja se importó de Asia a Europa; antes de eso, el color simplemente se glosaba como "amarillo-rojo".

Ejemplo 2. Las palabras rink (pista de patinaje) y link (enlace) son idénticas, excepto por las letras r y l y los sonidos que producen. Por tanto, en inglés, las palabras rink y link se diferencian, se perciben como sonidos distintos con significados distintos. Sin embargo, en el idioma japonés, no hay palabras que se distingan únicamente por el cambio de un sonido r a un sonido l. Más bien, el japonés presenta un único sonido vagamente similar tanto a la r como a la l inglesas. Por esta razón, los hablantes nativos de japonés pueden tener dificultades para enunciar un sonido l claro y un sonido r claro cuando hablan inglés. De hecho, les puede resultar extremadamente difícil oír la diferencia entre esos sonidos. Esto no se debe a una audición deficiente o a una lengua defectuosa, sino a que la estructura de la lengua utilizada por los hablantes nativos de japonés no distingue entre esos sonidos.

En resumen, el estructuralismo dice que las ideas individuales solo tienen sentido cuando se entienden en su contexto. Intentar leer letras rojas sobre un fondo rojo es difícil, ya que no hay mucho que distinga las letras individuales entre sí. Del mismo modo, cuando una idea no se distingue adecuadamente dentro de una estructura mayor, efectivamente no existe para quienes operan bajo esa estructura. Para comprender cómo una persona asigna significado a una idea, esta debe entenderse dentro de su estructura particular.

Este concepto resulta útil al estudiar la Biblia en relación con el contexto. Según el enfoque estructuralista de la interpretación de la Biblia, para comprender correctamente el significado que se pretende dar al texto, hay que entender la estructura de la visión del mundo y del lenguaje bajo la que vivió el escritor. Esto es similar a cómo debemos interpretar la Biblia según su contexto histórico, cultural y gramatical.

Así, por ejemplo, cuando Jesús indica que los que no "odian" a su padre y a su madre no pueden ser seguidores suyos (Lucas 14:26), esto debe entenderse en el contexto del lenguaje y la comunicación de aquella época: su estructura. En aquella época, las diferencias se expresaban típicamente en términos binarios. Así pues, lo que los lectores modernos ven como una hipérbole (exageración), el público original de Jesús lo habría oído simplemente como una distinción: "Tienes que estar dispuesto a elegirme a Mí antes que a los demás". Del mismo modo que los ojos modernos ven el azul como un color completamente distinto del verde, pero los ojos antiguos solo veían matices de verde, los lectores modernos interpretan "odio" y "preferencia" como ideas totalmente distintas, mientras que la mente antigua pensaba en matices de distinción.

En un ejemplo del efecto contrario, las Escrituras presentan el concepto de esclavitud en diversas situaciones. La mayoría de los lectores modernos tienen una única interpretación inmediata (y negativa) de la idea de esclavitud. En la mayoría de los casos, se corresponde con la esclavitud de la trata atlántica de esclavos. Sin embargo, en la cultura en la que se escribieron las Escrituras, existían muchas formas diferentes de servidumbre. La mayoría no eran la forma de esclavitud racial, inhumana y de por vida en la que piensa la gente moderna. Al igual que el inglés distingue la diferencia entre r y l, mientras que el japonés no, las mentes modernas diferencian entre "esclavitud" y "servidumbre", mientras que el lenguaje antiguo integraba esas ideas utilizando una sola palabra. Por tanto, suponer que todas las referencias a "esclavos" en la Biblia implican el tipo de esclavitud que se practicaba en EE.UU. antes de la Guerra Civil sería inadecuado basándose simplemente en la estructura lingüística.

Por muy útil que sea el estructuralismo para interpretar adecuadamente la Biblia, se puede abusar de él o aplicarlo mal tanto como de cualquier otra filosofía. Llevada demasiado lejos, la idea de que las partes no pueden entenderse sin una comprensión clara de su relación con el todo puede convertirse en una forma invertida de reduccionismo. Mientras que el reduccionismo descarta el todo como "nada más que" la suma de las partes, el estructuralismo extremo descarta las partes como "nada más que" componentes del todo. Por ejemplo, concluir que todas las canciones de la radio son "iguales" porque todas tienen letras que riman y un estribillo repetido sería una forma inadecuada de estructuralismo. Lo mismo ocurriría si se sugiriera que todas las religiones son iguales porque todas tienen una entidad sobrenatural y reglas.

Aplicado a la Biblia, el estructuralismo enseña que las personas asignan significados basándose en un determinado conjunto de ideas interconectadas. Para comprender el significado de cualquier texto o comunicación, una persona necesita saber cómo encajan esas piezas en la estructura asumida por el orador o escritor. Por tanto, intentar interpretar un texto bíblico utilizando una estructura moderna significaría extraer de las Escrituras conclusiones que el autor nunca pretendió.

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