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La ética pragmática es una de las tres escuelas principales bajo el paraguas del relativismo ético. El relativismo ético enseña que lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, son relativos a la situación, las circunstancias o la convicción personal. El relativismo cultural es otra escuela de relativismo, pero es menos un marco ético que una herramienta que los antropólogos utilizan para recordar que otras culturas tienen costumbres sociales diferentes. El relativismo moral enseña que la moralidad no es más que el seguimiento de cualquier marco ético: uno es tan bueno como otro. La ética pragmática adopta un enfoque más agresivo, insistiendo en que la humanidad es responsable de determinar el mejor sistema ético posible, que se perfeccionará a medida que se hagan nuevos descubrimientos.
La ética pragmática es la filosofía de la ética que más defienden los ateos y los evolucionistas. Combina la visión del mundo del materialismo (lo sobrenatural no existe) con la metodología de la ciencia en un intento de desarrollar un código de conducta para la humanidad. "Pragmática" se refiere a la creencia de que debemos utilizar lo que funciona y alterar o descartar lo que no funciona. La ética pragmática sostiene que existe una verdad absoluta/universal. Pero también enseña que el imperfecto intelecto humano nunca reconocerá la verdad; lo único que podemos hacer es esforzarnos por acercarnos lo más posible. En la práctica, pues, la ética pragmática es relativista.
ÉTICA PRAGMÁTICA - LA COSMOVISIÓN
La cosmovisión del materialismo ateo está directamente relacionada con la teoría del relativismo pragmático. Si todo en el universo es físico y lo sobrenatural no existe, entonces lo espiritual no tiene ningún efecto en el mundo físico que experimentamos. Esto significa que no hay Dios, pero también significa que no hay alma humana, ni vida después de la muerte, ni pensamiento, ni sentimiento, ni conciencia. Si parece que sentimos o pensamos algo, no es más que una reacción fisiológica a los estímulos.
La aplicación filosófica de esto es que el valor, la identidad y el carácter de la humanidad no tienen un valor innato y no están imbuidos por un Creador. Somos simplemente seres físicos que interactúan con el mundo. Nos define el efecto que nuestras acciones tienen sobre otras entidades físicas. Por tanto, la ética adquiere una gran importancia, ya que la ética es la norma por la que (deberíamos) interactuar con el mundo que nos rodea.
ÉTICA PRAGMÁTICA - LA METODOLOGÍA
Aunque no es muy conocido, una de las creencias clave de la mayoría de los científicos es el falibilismo. El falibilismo es la postura según la cual la humanidad es incapaz de saber cuándo hemos dado con la verdad. La verdad puede existir, e incluso podemos creer en la verdad, pero nunca sabremos con certeza cuándo la tenemos o si la tenemos. Aun así, es nuestro deber buscar la verdad. Lo hacemos adivinando (formulando hipótesis), experimentando y comprobando después si nuestra suposición era correcta.
El falibilismo también se aplica a la ética. La verdad sobre el comportamiento humano puede existir: una norma absoluta que debemos seguir. Pero nunca sabremos si hemos descubierto esa verdad. Así pues, nuestro deber es observar y contemplar qué acciones conducen a los mejores resultados para la humanidad. Con un esfuerzo y una experimentación continuos, quizá nos acerquemos a saber cómo vivir.
ÉTICA PRAGMÁTICA - LAS CARENCIAS
El relativismo pragmático no funciona por varias razones. En primer lugar, pretende esforzarse por alcanzar la verdad al tiempo que rechaza por completo a Dios. Dios es la verdad. Él es el YO SOY, la esencia de la existencia. Por supuesto, la humanidad ha hecho esto desde el Jardín del Edén: buscar la verdad fuera de Dios. La tragedia del relativismo pragmático es que reconoce muchas verdades bíblicas (por ejemplo, que la verdad existe, que los humanos finitos no pueden comprender plenamente la verdad y que la humanidad es responsable de vivir de acuerdo con una verdad que desconocemos) mientras ignora por completo el hecho de que la Verdad bajó y caminó entre nosotros (Juan 1:1; 14:6). Es como una lagartija tendida en un desierto, dispuesta a aceptar que la luz y el calor son realidades y sabiendo que su pequeño cerebro de lagartija nunca las comprenderá del todo, pero negándose a creer que existe un sol.
El pragmatismo acierta en algunas cosas, como en el hecho de que la ética y el comportamiento correcto están directamente relacionados con la verdad. El Salmo 15:2 (NBLA) habla del hombre que "anda en integridad y obra justicia, y habla verdad en su corazón". Las Escrituras también coinciden en que la humanidad nunca descubrirá la verdad con nuestro intelecto limitado (llamado "entendimiento entenebrecido" en Efesios 4:18, NBLA). Juan 14:16-17 (NBLA) enseña que la verdad solo procede de Dios: "Yo rogaré al Padre, y Él les dará otro Consolador para que esté con ustedes para siempre; es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni lo ve ni lo conoce, pero ustedes sí lo conocen porque mora con ustedes y estará en ustedes". Y Juan 15:26 dice que no podemos comprender la verdad sobre Dios encarnado sin la guía del Espíritu.
Pero la Biblia difiere del relativismo pragmático en que Dios enseña que la humanidad puede conocer la verdad... con ayuda. La verdad absoluta existe, y es conocible. El Salmo 51:6 (NBLA) dice: "Tú deseas la verdad en lo más íntimo, y en lo secreto me harás conocer sabiduría". Proverbios 3:3 confirma lo mismo: "La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón". Además, debemos adorar en la verdad (Juan 4:24), discernir la veracidad en nuestros líderes (Mateo 7:15-20) y caracterizarnos por la verdad (Juan 17:17; Efesios 6:14).
Romanos 1:18-32 explica por qué los pragmáticos se niegan a reconocer la verdad de Dios. "Pues aunque conocían a Dios, no lo honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido...Porque ellos cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén" (vs. 21, 25, NBLA). Cuando los hombres rechazan la verdad de Dios, ya sea la advertencia de que el fruto prohibido traerá una muerte segura o la existencia misma de Dios, rechazan la soberanía de Dios sobre ellos. Al despreciar la guía de Dios, algo debe ocupar su lugar: "la criatura" del versículo 25. En el caso de los relativistas pragmáticos, esa "criatura" es la humanidad: la parte básica, física y material del hombre. Ni siquiera el corazón o el alma del hombre, porque eso estaría demasiado cerca de Dios, sino brazos y piernas y sinapsis neuronales. La búsqueda de la verdad es inútil en su caso; 2 Timoteo 3:2, 7 (NBLA) dice que las personas que buscan la verdad al margen de Dios son "amadores de sí mismos... siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad".
