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Pregunta: ¿Cómo podemos expresar nuestras dudas a Dios sin ofenderle (Malaquías 2:17; 3:14-15)?

Respuesta:
A Dios no le molestan nuestras preguntas, pero se enfada cuando la gente le acusa de obrar mal. Malaquías 2:17 (NBLA) dice: "Ustedes han cansado al Señor con sus palabras. Y dicen: "¿En qué lo hemos cansado?". Cuando dicen: "Todo el que hace mal es bueno a los ojos del Señor, y en ellos Él se complace; o: ¿Dónde está el Dios de la justicia?"". Los judíos de la época de Malaquías atribuían injusticias a Dios, y Dios dice que está harto de sus acusaciones.

En primer lugar, debemos aclarar que, en realidad, Dios no se cansa ni se fatiga en el sentido físico. Isaías 40:28 (NBLA) dice: "El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa". El hecho de que Dios se describa a sí mismo como "cansado" es un antropomorfismo que comunica Su desagrado ante las quejas de Israel. La pregunta de Israel: "¿Dónde está el Dios de la justicia?", era una declaración cínica y burlona de incredulidad.

Hoy en día, la gente suele lanzar la misma acusación contra Dios. Con frecuencia se pregunta: "Si Dios es bueno, ¿por qué no acaba con el sufrimiento en el mundo? ¿Por qué permite el mal? ¿Por qué Dios no detiene la guerra, cura el cáncer y acaba con la pobreza?". Estas preguntas son válidas hasta cierto punto, pero la Biblia revela que Dios bendice tanto a los buenos como a los malos (Mateo 5:45; Hechos 14:17). Asimismo, tanto los buenos como los malos sufren a causa del pecado (Génesis 3:16-19; Eclesiastés 2:18-22). Dios permite incluso que sufran las personas piadosas (Job 1-2; 2 Timoteo 3:12). Sin embargo, la justicia verdadera y duradera está por llegar. Dios castigará a los malvados y recompensará perfectamente a Su pueblo en la otra vida (Job 21:7-26; 24:1-17; Salmo 73:1-14; Jeremías 12:1-4). El pueblo de Israel había olvidado que Dios bendice en última instancia a los que confían en Él. Sí, los que practican el mal pueden disfrutar de un éxito aparente, pero es a corto plazo (Salmo 1). Malaquías 3:1-6 da cuatro predicciones que muestran que la justicia de Dios se revelaría con toda seguridad en el futuro.

En Malaquías 3:14-15, los israelitas hacen una segunda acusación: "En vano es servir a Dios. ¿Qué provecho hay en que guardemos Sus ordenanzas y en que andemos de duelo delante del Señor de los ejércitos? Por eso ahora llamamos bienaventurados a los soberbios. No solo prosperan los que hacen el mal, sino que también ponen a prueba a Dios y escapan". Malaquías vivió durante el período postexílico, cuando muchos judíos habían regresado a Israel desde Babilonia. Los judíos habían visto cumplidas las promesas de Dios de devolverles a la tierra y restaurar el culto en el templo. Sin embargo, sentían que Dios no bendecía sus esfuerzos religiosos, y afirmaban que Dios bendecía a los que hacían el mal en vez de a los que adoraban al Señor. Decían, en pocas palabras: "¿Para qué sirve servir al Señor? Los pecadores hacen lo que quieren y se salen con la suya".

Hay dos problemas con esta acusación. En primer lugar, gran parte del culto de Israel a Dios se había vuelto hipócrita. Las profecías de Malaquías pretendían, en parte, corregir el culto sin amor y vacío de la época.

En segundo lugar, buscar solo recompensas en esta vida es ser corto de miras. En lugar de reconocer la justicia última de Dios y las recompensas eternas, los israelitas buscaban recompensas terrenales por su culto. Hoy en día, esta misma actitud se observa en quienes siguen el evangelio de la prosperidad. Los que buscan ganancias terrenales en la religión cometen el mismo error que los judíos de la época de Malaquías. Las Escrituras están llenas de ejemplos de creyentes fieles cuyas vidas acabaron en la pobreza y que soportaron la persecución. Jesús mismo no tuvo riquezas terrenales. Habló de acumular tesoros en el cielo (Mateo 6:19-20), algo que los israelitas de la época de Malaquías habían pasado por alto.

A Dios no le molestan nuestras preguntas, pero se "cansa" cuando le acusamos petulantemente de injusticia o cuando afirmamos que no hay ningún beneficio en adorar al Señor. Tales acusaciones revelan una falta de fe, y tales afirmaciones toman el corto plazo por encima de la visión eterna a largo plazo. Debemos vivir por la fe, y la falta de fe es agotadora para nuestro Dios (Lucas 9:41).

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