Pregunta: ¿Cuál es el significado de "falsa humildad" en Colosenses 2:23 (NVI)?
Respuesta:
En Colosenses 2:23 (NVI), Pablo concluye su crítica a los mandatos, restricciones y enseñanzas impuestas por el hombre afirmando: "Tienen sin duda apariencia de sabiduría, con su afectada devoción, falsa humildad y severo trato del cuerpo, pero de nada sirven frente a los apetitos de la carne". El camino hacia el crecimiento espiritual reside en la confianza en el Espíritu más que en las prácticas ascéticas y las restricciones legalistas. Las regulaciones humanas, dice Pablo, vienen con la falsa humildad, que también menciona en el versículo 18.
La falsa humildad generalmente acompaña a una forma hipócrita y poco sincera de virtud que se realiza para obtener la aprobación de los demás. La falsa humildad hace que una persona parezca y suene humilde, pero enmascara un corazón lleno de orgullo. Contrasta con la humildad genuina, caracterizada por la confianza en Dios y una actitud de servicio hacia los demás. La falsa humildad es egocéntrica, al servicio de fines personales, mientras que la verdadera humildad está orientada hacia la gloria de Dios y el bien de los demás. Los cristianos están llamados a evitar la hipocresía y a ser auténticamente humildes (Filipenses 2:3-4; Colosenses 3:12; 1 Pedro 5:5-6).
En el contexto de Colosenses 2, la falsa humildad está relacionada con la observancia de tradiciones artificiales que implican restricciones en la comida y la bebida y la observancia de "días de fiesta, luna nueva o días de reposo" (Colosenses 2:16). Se imponían todo tipo de normas: "No manejes, ni gustes, ni aun toques" (versículo 21). Pero tales reglas, dice Pablo, son "en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres, cosas que todas se destruyen con el uso" (versículo 22). Los creyentes en Cristo han sido liberados de tales normas.
Las prácticas ascéticas y las restricciones parecen humildes y modestas; sin embargo, es un orgullo suponer que podemos estar bien con Dios mediante nuestro esfuerzo. También es imposible santificarnos por nuestros propios medios, incluso después de nuestra justificación (Gálatas 3:3). Muchos cristianos en el primer siglo probablemente lucharon con la suficiencia de Cristo para la salvación, y los falsos maestros aumentaron la incertidumbre con afirmaciones peligrosas. El evangelio por sí solo no era suficiente para estos falsos maestros, como los judaizantes de Hechos 15:1, que insistían en añadir al evangelio obras tales como la circuncisión.
Mientras que los cristianos modernos pueden estar tentados a seguir reglas diferentes a las que los cristianos del primer siglo lucharon, todavía tendemos a crear ideas hechas por el hombre que fomentan la falsa humildad. Todavía es una tentación seguir un código humano de conducta con el objetivo de parecer exteriormente justos. Algunas reglas comunes hoy en día prohíben ver películas, bailar, usar la batería o comer carne. Las convicciones personales en estas áreas son válidas, pero transformar las convicciones personales en requisitos para la salvación o el crecimiento espiritual es legalista y opuesto a la gracia. Los cristianos auténticos y bienintencionados pueden caer fácilmente en la trampa del legalismo, y debemos cuidarnos siempre de la falsa humildad.
El camino hacia el verdadero crecimiento espiritual implica caminar en el Espíritu (Gálatas 5:16) y centrarse en lo que el Espíritu desea (Romanos 8:5-6). Lo que el Espíritu desea es lo que el Padre y el Hijo también desean, lo cual podemos saber por la Palabra escrita. Los pasos prácticos hacia el crecimiento espiritual son alimentarse de las Escrituras, interpretarlas correctamente y vivirlas. Predicadores bíblicamente sólidos y una iglesia local saludable son cruciales para el proceso. También debemos tener comunión con Dios a través de la oración, confesar nuestra dependencia del Espíritu y permanecer en Cristo. Al rendirnos al Espíritu y enfocarnos en el reino y la justicia de Dios, nos santificamos progresivamente por Su Espíritu. Él hace la obra; nosotros estamos llamados a alinear nuestra voluntad con la Suya.
