Pregunta: ¿Qué es lo que falta de las aflicciones de Cristo (Colosenses 1:24)?
Respuesta:
En Colosenses 1:24 Pablo escribe: "Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia". Sabemos que la muerte de Cristo fue el pago totalmente suficiente por nuestro pecado, entonces, ¿qué quiso decir Pablo cuando dijo "que falta" algo de las aflicciones de Cristo?
Pablo no está diciendo que hubiera algo que faltara o fuera deficiente en los sufrimientos que Cristo soportó para expiar los pecados del mundo. Más bien, Pablo está diciendo que sus sufrimientos (los de Pablo) por causa de Cristo aún eran insuficientes. Aunque había sufrido muchas aflicciones, Pablo aún no se había conformado al Salvador en sus sufrimientos. Otras traducciones de Colosenses 1:24 expresan más claramente el significado de Pablo: "Me alegro cuando sufro en carne propia por ustedes, porque así participo de los sufrimientos de Cristo, que continúan a favor de su cuerpo, que es la iglesia" (NTV); y "Ahora me alegro de mis sufrimientos por ustedes, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por Su cuerpo, que es la iglesia" (NBLA). Observemos que la carencia es por parte de Pablo, no de Cristo.
Pablo también habla de sus sufrimientos en relación con los de Cristo en 2 Corintios 1:5: "Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación". Los sufrimientos de Pablo en favor de la iglesia no eran inútiles. Le permitieron consolar a otros creyentes que atravesaban dificultades. Esto es también parte de lo que Pablo quiere decir en Colosenses 1:24 cuando se refiere a que este sufrimiento tiene lugar "en mi carne", refiriéndose al Cuerpo de Cristo, el cuerpo de los creyentes.
Sin duda, el apóstol Pablo soportó muchos sufrimientos por Cristo durante su ministerio. Fue azotado, encarcelado, apedreado y mucho más (2 Corintios 11:23-28). Cuanto más profundos eran sus problemas, más profundamente veía Pablo una conexión con el Señor que tanto había sufrido por él. En Gálatas 6:17 escribe: "traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús". Las aflicciones de Pablo no fueron una sorpresa para él. Cuando Pablo fue comisionado para su tarea, el Señor Jesús dijo: "le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre" (Hechos 9:16).
Jesús enseñó que en este mundo tendríamos problemas (Juan 16:33). "Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros" (Juan 15:18). Pablo y Bernabé, en el primer viaje misionero, sin duda vieron la verdad de las palabras de Jesús cuando volvieron a visitar las ciudades donde habían plantado iglesias, "confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios", decían (Hechos 14:22). La enseñanza de Pablo de que los cristianos deben esperar el sufrimiento y de que su propio sufrimiento completó lo que "faltaba" se difunde por toda su obra. Pero también está presente el tema del gozo en el sufrimiento. Por eso Pablo podía decir: "me gozo en lo que padezco por vosotros" (Colosenses 1:24; cf. Filipenses 2:17).
En conclusión, Pablo no sufría para merecer la gracia o ganar su salvación; tampoco estaba complementando o completando los sufrimientos que Jesús experimentó personalmente. Más bien, Pablo veía su sufrimiento como algo que le ayudaba a conformarse a la imagen de Cristo. Nosotros también podemos ver nuestras pruebas y aflicciones como un medio para parecernos más a Jesús, ya que estamos «predestinados para que fuésemos hechos conformes a la imagen de su Hijo» (Romanos 8:29). Hasta que nos unamos a Cristo en la gloria, experimentaremos algunos de los mismos sufrimientos que padeció Jesucristo como parte del proceso santificador de Dios.