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Pregunta: ¿Por qué la fe que opera por medio del amor es lo único que vale (Gálatas 5:6)?

Respuesta:
En Gálatas 5, Pablo desafía a sus lectores a que se centren en caminar en el Espíritu, y no en caminar según la carne. Al principio del capítulo, afirma que la fe que obra por el amor es lo único que vale (Gálatas 5:6). Valer es beneficiar o ayudar.

Gálatas 5:6 dice: "porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor". Aquí Pablo está respondiendo específicamente a una falsa enseñanza que se estaba volviendo prominente en la región de Gálatas. Esa enseñanza requería una imposición de la Ley de Moisés en el caminar del cristiano. La enseñanza era tan atractiva para algunos en esa cultura que incluso Pedro y Bernabé cayeron en ella por un tiempo (Gálatas 2:11-13). En Gálatas 5, Pablo explica que los creyentes en Cristo son libres y no están bajo la Ley de Moisés (Gálatas 5:1) -esa ley se había cumplido cuando Cristo murió, ya que su propósito era señalar la necesidad que tenían las personas de un salvador y conducirlas a Cristo (Gálatas 3:24-26).

Pablo llega a explicar que, si una persona se somete a sí misma a la ley, estaría rechazando a Cristo como medio de salvación y confiando en su propia capacidad para cumplir toda la ley (Gálatas 5:2-4). Por lo tanto, se estaría apartando de la gracia que se encuentra en Cristo y, en cambio, optaría por caminar en la obligación legal. La ilustración de Pablo es una hipótesis para mostrar lo absurdo de intentar elegir la justificación por las obras y no la justificación por la gracia. El absurdo está en el hecho de que los creyentes ya estamos en Cristo por la fe y tenemos el Espíritu de Dios y estamos anticipando poder ver un día la esperanza de la justicia cumplida en nuestras vidas (Gálatas 5:5). Esa anticipación es por fe y no por obras, por lo que no tendría sentido que un creyente abandonara la anticipación que es por fe y comenzara a apoyarse en su propia carne.

Nadie se justifica por las obras, ni las obras son la base de la santificación del creyente. Pablo agrega que si uno está circuncidado o no (refiriéndose a la herencia y requisito de la Ley Mosaica) no tiene importancia porque la circuncisión (de nuevo, colocándose uno mismo bajo la ley) no sirve de nada; es decir, la circuncisión no tiene poder para ayudar a una persona a crecer espiritualmente. Más bien, la fe obrando a través del amor es lo único que sirve de algo-"lo único que vale" (Gálatas 5:6).

El creyente no crece a la semejanza de Cristo guardando la Ley de Moisés-esa ley tenía un propósito (servir como ayo para guiar a la gente a Cristo) y nunca tuvo la intención de hacer que la gente creciera en Cristo. Por el contrario, los creyentes deben caminar por el Espíritu de Dios (de acuerdo a Su Palabra) y permitir que Él dé fruto en sus vidas (Gálatas 5:22-23). Si un creyente está caminando en Cristo, de acuerdo al Espíritu de Dios, entonces Dios está dando fruto en esa persona, y esa persona no caminará de acuerdo a las obras de la carne (Gálatas 5:16). Nosotros, quienes hemos recibido nueva vida por fe a través del Espíritu de Dios, debemos andar en el Espíritu (Gálatas 5:25). La fe que obra por el amor -por el amor que Dios nos tiene (Gálatas 2:20)- vale mucho. Por Su amor, y porque el Espíritu de Dios produce amor en nosotros, podemos servirnos unos a otros en amor (Gálatas 5:13). Los creyentes no tienen la capacidad de lograr este tipo de amor en sus propias fuerzas. Por eso, al decir que la fe que obra por medio del amor es lo único que vale (Gálatas 5:6), Pablo está explicando que el mismo poder que trajo la justificación a los creyentes es el poder que actúa en nosotros para ayudarnos a crecer en Cristo y parecernos más a Él.

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