Respuesta:
Fraude piadoso es un término utilizado para referirse a una persona que utiliza el engaño para promover fines o creencias religiosas o para alcanzar lo que considera un fin noble o bueno. El fraude piadoso también puede referirse al engaño en sí.
La historia está llena de fraudes piadosos: personas que fingen milagros, falsifican documentos religiosos, inventan encuentros espirituales, etc. El comercio de reliquias y la venta de indulgencias también serían ejemplos de fraude piadoso. A veces, el motivo puede haber sido aumentar la conciencia espiritual o acercar a la gente a Dios. Más a menudo, y con mayor probabilidad, el motivo era enriquecer al defraudador.
El fraude piadoso sigue existiendo hoy en día. Cuando una iglesia pone polvo dorado en su sistema de ventilación para que los feligreses puedan presenciar una "nube de gloria", esa iglesia está practicando el fraude piadoso. Cuando un pastor manipula las Escrituras desde el púlpito para incitar a sus oyentes a dar para una ofrenda mayor, ese pastor está practicando un fraude piadoso. Cuando una persona religiosa relata una historia emotiva en los medios de comunicación, modificándola para que sea más dramática y atraiga la respuesta deseada de la audiencia, esa persona es un fraude piadoso. El engaño es a menudo sutil, pero sigue siendo engaño.
La Palabra de Dios es clara al decir que cualquier tipo de engaño es pecado. Colosenses 3:9 dice: "No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos". Ver también 1 Timoteo 1:9-11, Tito 1:2, y Apocalipsis 21:8. Mentir va contra la naturaleza misma de Dios (Números 23:9; 1 Pedro 2:1). El fraude es fraude, "piadoso" o no.
El fraude piadoso nunca puede honrar a Dios debido a su naturaleza engañosa. El fin nunca justifica los medios, especialmente en el reino de Dios. Pablo se opuso a los fraudes piadosos de su época en Romanos 3:7-8: "Alguien podría objetar: "Si mi mentira destaca la verdad de Dios y así aumenta su gloria, ¿por qué todavía se me juzga como pecador? ¿Por qué no decir: Hagamos lo malo para que venga lo bueno?"... ¡Pero bien merecida se tienen la condenación!" (NVI). Pablo está diciendo que los buenos fines nunca justifican los malos medios.
Jesús también tuvo que lidiar con fraudes piadosos. Marcos 12:38-40 dice: "Y en Su enseñanza les decía: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta andar con vestiduras largas, y aman los saludos respetuosos en las plazas, los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes; que devoran las casas de las viudas, y por las apariencias hacen largas oraciones; estos recibirán mayor condenación"" (NBLA). Estaba claro para todos que Jesús valoraba la verdad, no solo en la apariencia externa, sino en la vida interior (ver también Mateo 22:16).
Judas describió a los falsos maestros de esta manera: "Nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados" (Judas 1:12). Como nubes que prometen lluvia, pero nunca la dan, y árboles que prometen fruto, pero nunca lo dan, los falsos maestros son fraudulentos. El hecho de que propaguen sus mentiras en círculos religiosos los convierte en fraudes piadosos.
El mundo está lleno de falsedades, y existen fraudes de todo tipo: fraude contable, fraude de seguros, fraude en las nóminas, fraude médico, fraude postal, fraude bancario, fraude de identidad... y fraude piadoso. El fraude de cualquier tipo no se debería producir nunca en la Iglesia, y el fraude piadoso es especialmente atroz porque se aprovecha del compromiso religioso. Podemos evitar ser engañados por el fraude piadoso, permaneciendo en la Palabra de Dios y aprendiendo lo que dice (Salmo 25:5; 2 Timoteo 3:16; Romanos 12:2).