Respuesta:
Pablo era judío y se enorgullecía mucho de su herencia judía. Expone sus credenciales judías en Filipenses 3:5-6: "circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo". El hecho de que fuera circuncidado al octavo día significa que sus padres siguieron el mandamiento que Dios le dio a Abraham en Génesis 17:2. Era un israelita de la tribu de Benjamín, una de las dos tribus que permanecieron leales al linaje de David después de que se dividiera el reino (ver 1 Reyes 12). Aunque Pablo era ciudadano romano (Hechos 22:28) de la ciudad de Tarso (Hechos 21:39), era "hebreo de hebreos", lo que significa que fue criado según la ley y la cultura hebreas. Con el tiempo, se mudó a Israel y se convirtió en fariseo (cf. Hechos 26:5), lo que significa que se dedicaba a guardar la Ley al pie de la letra.
El evangelio era más importante para él que su herencia judía. Aunque, como cristiano, ya no estaba bajo la obligación de seguir la Ley judía, lo haría si eso le daba la oportunidad de compartir el evangelio con otros judíos. Cuando estaba con los gentiles, Pablo se adaptaba a sus prácticas. "Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley" (1 Corintios 9:20-21).
Cristo llamó a Pablo para llevar el evangelio a los gentiles (Romanos 11:13; Gálatas 2:8). Sin embargo, aún esperaba y oraba por la salvación de Israel, ya que en gran medida habían rechazado la justicia de Cristo en favor de su propia justicia. Pablo expresa su anhelo en Romanos 10:1-4: "Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree".
Aunque Pablo era un judío que amaba a los suyos, sabía que en Cristo se habían unido judíos y gentiles, como explica en Efesios 2:11-22: "Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu". Y en Gálatas 3:28 Pablo explica, "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús".
Pablo era un judío a quien Dios eligió para llevar las buenas nuevas del Mesías de Israel a los gentiles, para que ellos también pudieran ser salvos.