Pregunta: ¿Cuál es la importancia de quemar la carne del becerro fuera del campamento (Éxodo 29:14)?
Respuesta:
Lo que se hacía fuera del campamento de Israel le importaba a Dios tanto como lo que sucedía dentro del campamento, y eso cobra relevancia para ayudarnos a entender una característica sutil pero fundamental del propio ministerio de Jesús.
Como parte del pacto condicional de Dios con Israel (a menudo llamado Pacto de Moisés o Ley de Moisés), Dios ponía énfasis en las actividades que se realizaban fuera del campamento. Por ejemplo, el sacrificio de la ofrenda por el pecado debía quemarse fuera del campamento (Éxodo 29:14). Moisés también levantó un tabernáculo provisional (o tabernáculo de reunión) fuera del campamento para que, cuando los israelitas buscaran al Señor, lo hicieran fuera del campamento (Éxodo 33:7). Incluso las cenizas de los holocaustos debían llevarse a un lugar limpio fuera del campamento (Levítico 6:11).
Parecería bastante sencillo que estas actividades se realizaran fuera del campamento por razones prácticas. Pero también había otras razones evidentes. Cuando Dios dio muerte a Nadab y Abiú por violar Sus leyes sobre los sacrificios, se ordenó a sus familiares que sacaran sus cenizas fuera del campamento (Levítico 10:4-5). Si alguien tenía lepra, debía morar fuera del campamento (Levítico 13:45-46). Si una persona tenía que morir apedreada, debía hacerlo fuera del campamento (Números 15:35). Más que por razones prácticas, las cosas que no eran aptas para habitar dentro del campamento se sacaban fuera de él: era el hogar de lo impuro.
Aunque a primera vista no parece haber nada de vital importancia sobre cómo se utilizaba el exterior del campamento en la ley y la cultura de Israel, el escritor de Hebreos llama nuestra atención sobre un importante aspecto del ministerio de Jesucristo. En primer lugar, el escritor recuerda a los lectores que los cuerpos de los animales sacrificados bajo la Ley de Moisés eran llevados fuera del campamento y quemados (Hebreos 13:11). Después, el autor explica que Jesús, para santificar al pueblo con Su propia sangre, padeció fuera de la puerta de la ciudad (Hebreos 13:12). Mateo relata que, después de un juicio injusto, Jesús fue llevado fuera de la ciudad a un lugar llamado Gólgota ("lugar de la calavera") y crucificado allí (Mateo 27:33).
En Hebreos entendemos que Jesús fue llevado fuera de la ciudad para soportar el oprobio, para ser tratado como un criminal impuro que no estaba cualificado para permanecer en la ciudad. Así pues, debemos ir a Él fuera del campamento, soportando su oprobio (Hebreos 13:13) y sabiendo que aquí no tenemos una ciudad permanente, sino que buscamos la por venir (Hebreos 13:14). Jesús murió la muerte de un criminal, fuera de la ciudad, para que todos pudiéramos ser aptos mediante Su sangre para tener justicia y vida eterna y formar parte de Su reino venidero. Como explica Isaías, el Mesías sería despreciado y abandonado y no estimado por los hombres (Isaías 53:3). En una notable ironía, este Salvador llevaría las penas y los dolores de la humanidad, y sin embargo, la humanidad lo miraría como si fuera el "herido de Dios" (Isaías 53:4). Toda nuestra iniquidad caería sobre Él (Isaías 53:6), y por Su sacrificio seríamos curados (Isaías 53:5).
Pablo lo expresa así: Jesús era plenamente Dios y digno de gloria, pero se dejó despojar de Su gloria, se hizo hombre y se humilló hasta la muerte como criminal en una cruz (Filipenses 2:6-8). Juan añade que Jesús hizo esto para que creyendo en Él pudiéramos tener vida en Su nombre (Juan 20:31). El hecho de que Jesús muriera fuera de la ciudad o del campamento no hace sino aumentar la humillación a la que estaba dispuesto a someterse en Su amor por nosotros. ¿Cómo no responder a Alguien así con confianza, amor y agradecimiento? No existe mayor amor que el que Él mostró por nosotros (Juan 15:13).