Pregunta: ¿Qué significa que la Iglesia fue edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas (Efesios 2:20)?
Respuesta:
En Mateo 16:18 Jesús anuncia a Pedro y a los demás discípulos que "sobre esta roca" edificaría Su Iglesia. Pedro comprendió que Jesús era la roca sobre la que se edificaría la Iglesia. Pedro también reconoció que Jesús estaba haciendo referencia a Isaías 8:14, y que Jesús era el Mesías, la roca que hace caer (1 Pedro 2:8). Además, Pedro comprendió que el salmista había indicado que el Mesías sería la piedra angular (1 Pedro 2:7). Pablo utiliza esta misma imagen cuando explica que la Iglesia se edificó sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, diciendo que los creyentes son "conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo" (Efesios 2:19-20).
Los profetas hebreos habían ilustrado la función del Mesías utilizando una imagen arquitectónica. Aunque el Mesías sería la roca sobre la que tropezaría la nación de Israel (Isaías 8:14), también sería la piedra angular de algo nuevo (Salmo 118:2). Dios haría algo significativo para cumplir Su promesa a Abraham de que en Abraham serían bendecidos todos los pueblos de la tierra (Génesis 12:3b). Una de las formas en que Dios cumpliría esa promesa era que Jesús edificara Su Iglesia y sirviera como su piedra angular. En la construcción, la piedra angular era la primera piedra que se colocaba y en la que todo el edificio tenía un punto de referencia y podía basar su estructura. Una vez colocada la piedra angular, se ponían los cimientos. Pablo explica que la Iglesia se construyó sobre los cimientos de los apóstoles y profetas (Efesios 2:20).
La casa de Dios (Efesios 2:19), formada por judíos y gentiles -gente de toda tribu, lengua y nación (Apocalipsis 5:9)-, está edificada sobre los cimientos de los apóstoles y profetas, siendo Cristo mismo la piedra angular. En la edificación de la Iglesia, Dios dio apóstoles y profetas. Su mensaje dio a la Iglesia unos cimientos sólidos. Jesús eligió a los apóstoles y los comisionó. Recibieron el poder del Espíritu Santo, que les guio hacia toda la verdad, ayudándoles a recordar todo lo que Jesús les había dicho (Juan 16:13). Pedro explica que el Espíritu Santo movió a estos hombres y que hablaron de parte de Dios (2 Pedro 1:21). Jesús también dio profetas a la Iglesia primitiva. Aunque su ministerio era temporal (1 Corintios 13:8), era una forma en que Dios se comunicaba con la iglesia en aquellos primeros días de fundación (ver también 2 Pedro 1:20-21).
Cristo es la piedra angular, y la Iglesia se construyó sobre los cimientos de los apóstoles y profetas. Una vez completados los cimientos, el proyecto de construcción avanzó con evangelistas y pastores y maestros. Los evangelistas son los que proclaman la buena nueva de Jesucristo a los que aún no le conocen. Los pastores y maestros son los que dirigen en la iglesia, especialmente mediante la enseñanza de la Palabra de Dios a los que sí conocen a Jesús. Ambas funciones son necesarias mientras la Iglesia se sigue edificando sobre los fundamentos de los apóstoles y los profetas.
Es importante señalar que, una vez puestos los cimientos, no se vuelven a poner. Los dones de los apóstoles y los profetas fueron fundamentales y necesarios en los primeros días de la Iglesia, pero su propósito se ha cumplido. Hoy no hay apóstoles ni profetas. Una vez que el Espíritu Santo hubo cumplido Su ministerio de guiar a los discípulos a toda la verdad (Juan 16:13) y de inspirar la profecía (2 Pedro 1:20-21), empezó a utilizar a los evangelistas y a los pastores y maestros para llevar a cabo la siguiente etapa de la edificación.
Hoy, todos los creyentes están siendo equipados por la Palabra de Dios (suministrada por los apóstoles y profetas del primer siglo) para realizar la obra de Dios, de modo que el cuerpo se pueda seguir edificando (Efesios 2:21-22, 4:12-13). La Iglesia se edifica sobre la roca, la piedra angular que se colocó primero, luego se construye sobre los cimientos de los apóstoles y profetas, y se sigue edificando con evangelistas, pastores y maestros, y tú y yo.
