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Pregunta: "¿Qué es la gracia común?"

Respuesta:
La doctrina de la gracia común pertenece a la gracia soberana de Dios que se ha otorgado a toda la humanidad independientemente de su elección. En otras palabras, Dios siempre ha derramado Su gracia sobre todas las personas en todo el mundo y en todo momento. Aunque la doctrina de la gracia común siempre ha estado clara en las Escrituras, en 1924, la Iglesia Cristiana Reformada (ICR) adoptó la doctrina de la gracia común en el Sínodo de Kalamazoo (Michigan) y formuló lo que se conoce como los "tres puntos de la gracia común".

El primer punto se refiere a la actitud favorable de Dios hacia todas Sus criaturas, no sólo hacia los elegidos. "Bueno es el Señor para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras" (Salmo 145:9). Jesús dijo que Dios hace que "hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mateo 5:45) y que Dios "él es benigno para con los ingratos y malos" (Lucas 6:35). Bernabé y Pablo después dirían lo mismo: "si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones" (Hechos 14:17). Además de Su compasión, bondad y benevolencia, Dios también derrama Su paciencia sobre los elegidos y los no elegidos. Si bien la paciencia de Dios para con los suyos es indudablemente diferente de Su paciencia con los que no ha elegido, Dios sigue mostrando "paciencia" con los que no ha elegido (Nahum 1:3). Cada respiro que el impío da es un ejemplo de la misericordia de nuestro santo Dios.

El segundo punto de la gracia común es el de refrenar el pecado en la vida del individuo y en la sociedad. Las Escrituras registran a Dios interviniendo directamente y restringiendo a los individuos de pecar. En Génesis 20, Dios detuvo a Abimelec para que no tocara a Sara, la esposa de Abraham, y se lo afirmó en un sueño diciendo, "Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases" (Génesis 20:6).

Otro ejemplo de cómo Dios frena los corazones perversos de los hombres malvados se ve en la protección de Dios de la tierra de Israel para que no sea invadida por las naciones paganas en su frontera. Dios ordenó a los hombres de Israel que tres veces al año dejaran su porción de tierra para ir y presentarse ante Él (Éxodo 34:23). Para asegurar la protección del pueblo de Dios de la invasión durante estos tiempos, aunque las naciones paganas que los rodeaban deseaban su tierra todo el año, Dios prometió que "ninguno codiciará tu tierra, cuando subas para presentarte delante de Jehová tu Dios tres veces en el año" (Éxodo 34:24). Dios también impidió que David se vengara de Nabal por haber despreciado a los mensajeros que David envió a saludar a Nabal (1 Samuel 25:14). Abigail, la esposa de Nabal, reconoció la gracia de Dios cuando le rogó a David que no buscara venganza contra su marido, "el Señor te ha impedido el venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano.." (1 Samuel 25:26). David reconoció esta verdad respondiendo: "Porque vive el Señor Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal..." (1 Samuel 25:34).

Este segundo punto de gracia común no sólo incluye la restricción del mal por parte de Dios, sino también Su liberación soberana para Sus propósitos. Cuando Dios endurece los corazones de los individuos (Éxodo 4:21; Josué 11:20; Isaías 63:17), lo hace liberando Su restricción en sus corazones, entregándolos así al pecado que vive allí. En Su castigo a Israel por su rebelión, Dios dijo: "Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos" (Salmo 81:11-12). El pasaje de las Escrituras más conocido que habla de la liberación de la restricción por parte de Dios se encuentra en Romanos 1, donde Pablo describe a los que suprimen la verdad por su maldad. Dios "los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen" (Romanos 1:28).

El tercer punto de gracia común adoptado por la Iglesia Cristiana Reformada se refiere a la "justicia social de los no regenerados". Esto significa que Dios, al no renovar el corazón, ejerce tal influencia que incluso el hombre no salvo es capaz de realizar buenas acciones hacia sus semejantes. Como dijo Pablo de un grupo de gentiles no regenerados, ellos "hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos" (Romanos 2:14). La necesidad de Dios de restringir los corazones de los no redimidos se hace evidente cuando entendemos la doctrina bíblica de la depravación total. Si Dios no refrenara el mal que reside en el corazón de todos los hombres, corazones que son "engañosos y desesperadamente perversos" (Jeremías 17:9), la humanidad se hubiera destruido a sí misma hace siglos. No obstante, debido a que Él obra a través de la gracia común dada a todos los hombres, el plan soberano de Dios para la historia no se ve frustrado por sus corazones malvados. En la doctrina de la gracia común, vemos los propósitos de Dios permanecer, a Su pueblo bendecido, y Su gloria exaltada.

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