Respuesta:
En hebreo, halajá significa "el camino que se recorre", y los escritos que componen la halajá justamente se refieren a eso. La halajá incluye las leyes (mitzvah) encontradas en la Torá (mitzvoth dˈoraita), la ley rabínica (mitzvoth dˈrabbanan) y la tradición reverenciada (minhag). En el judaísmo, estos escritos marcan el camino que uno debe seguir.
Lo más sagrado de la halajás son los 613 mandamientos de la Torá (los cinco primeros libros de la Biblia). Incluyen los Diez Mandamientos, así como las leyes ceremoniales y civiles. Las halajás rabínicas incluyen leyes creadas por rabinos antiguos para evitar que las personas infrinjan una ley de la Torá; por ejemplo, algunas de las leyes rabínicas especifican sobre lo que está y no está permitido hacer el día de reposo. Las halajás rabínicas también incluyen reglas para la celebración de festividades extra-bíblicas como la Janucá. Los Minhagim son costumbres de larga duración cuyo origen fue la conveniencia y no la teología. Los Minhagim incluyen las ceremonias que se han vuelto costumbre en las diversas comunidades de judíos.
Aunque el judaísmo dice que hay que seguir todas las leyes, hay una jerarquía. Las leyes de la Torá tienen prioridad sobre las leyes rabínicas y las costumbres. Las leyes de la Torá deben seguirse estrictamente, mientras que la ley rabínica puede permitir más flexibilidad. Y un Minhag, aunque sea parte de la halajá, varía dependiendo de la secta, la geografía y la época.
El propósito de la halajá es incluir la adoración y la obediencia a Dios en las acciones cotidianas. Es parte de lo que distingue a los judíos. Desafortunadamente, no es completamente bíblica. Dios dio la Torá, pero el resto de la halajá es hecho por el hombre. Aunque la costumbre judía dice que también le dio a Moisés la ley oral para expandir la Torá escrita, no hay mención en la Biblia de que esto sea así. Además, añadir interpretaciones y aclaraciones, por no mencionar costumbres extra-bíblicas, es exactamente de lo que Jesús estaba hablando cuando lamentó el pesado yugo de los fariseos (Mateo 23:3–5). Jesús nunca quebrantó la ley de Dios, pero a menudo violaba las reglas hechas por el hombre, y esa fue una de las razones por las que los fariseos lo despreciaron tanto (ver Marcos 7: 5-13).
Los judíos en la actualidad generalmente consideran la halajá como una guía, pero la mayoría no intenta seguirla religiosamente. Los cristianos, obviamente, no están bajo la Ley judía, y no tienen ninguna responsabilidad con la halajá en su sentido más amplio.