Respuesta:
En filosofía, el idealismo es la creencia de que los pensamientos, las ideas o la "mente" son la base última de la realidad; por tanto, las cosas físicas son ilusorias o secundarias. El idealismo absoluto va más allá y afirma que hay una única "mente" unificadora detrás de todas las cosas. Esto está estrechamente relacionado con el panteísmo, que también sugiere que en realidad solo existe una "cosa". Según el idealismo absoluto, el pensamiento es la interacción de experiencias dentro de esa mente unificadora, y la verdad se define como la coherencia entre pensamientos, más que una coherencia entre realidades objetivas separadas.
El filósofo más estrechamente relacionado con el idealismo absoluto es G. W. F. Hegel. Sugirió que debe haber un fundamento de la realidad en el que se basen todos los demás conceptos. Para Hegel, esto solo tenía sentido si esa fuente final era una mente, en lugar de algo sin sentido o físico. Para Hegel, no se trataba necesariamente de un ser sensible o de una conciencia; más bien, el "Absoluto" sería simplemente "el pensamiento por el pensamiento". Una consecuencia de este planteamiento es que la "verdad" pasa a definirse como la armonía entre dos pensamientos. Puesto que la realidad, según el idealismo absoluto, se basa en el pensamiento, esto crea una definición circular que puede conducir al solipsismo.
El idealismo absoluto se puede contraponer a conceptos como el idealismo subjetivo, que sostiene que la existencia depende de ser percibida por una mente. El idealismo subjetivo admite la posibilidad de múltiples mentes, mientras que el idealismo absoluto implica que, en última instancia, solo hay una mente. De este modo, el idealismo absoluto comparte muchas implicaciones con el panteísmo. Ambos, en la práctica, afirman que "todo es (en última instancia) Dios".
El idealismo absoluto no es compatible con el enfoque bíblico de la verdad, la creación o la naturaleza de Dios. Las Escrituras hablan de que Dios está separado de lo que crea (Números 23:19; Job 38:4-7). El mal se describe como opuesto a la naturaleza misma de Dios, no como una mera contradicción entre los pensamientos de la mente de Dios (1 Timoteo 1:8-11). El concepto bíblico de eternidad es especialmente contrario al idealismo absoluto; la enseñanza bíblica de que ciertas personas existirán para siempre en un lugar separado de Dios entra en conflicto con la unidad planteada por el idealismo absoluto (Apocalipsis 20:11-15).
Aunque los pensamientos de Dios son más elevados que los nuestros (Isaías 55:8), Dios no es un simple pensador: es un ser con intención (Salmo 33:10-12). El Dios judeocristiano tampoco es una fuerza no sensible o un ruido de fondo genérico de pensamiento abstracto (Salmo 37:28). El idealismo absoluto, como muchos otros planteamientos filosóficos, es falso en última instancia.