Respuesta:
La palabra en español "impío" se utiliza una docena de veces en el Antiguo Testamento en las versiones modernas. La palabra significa literalmente "sin dios". El Diccionario Merriam-Webster define impío como "que no reconoce una deidad o una ley divina". Los impíos no respetan a Dios; sus pensamientos y palabras son impías; actúan de forma malvada y perversa.
El Antiguo Testamento da varios detalles sobre el impío. Encontramos que el impío no tendrá audiencia con Dios (Job 13:16). Isaías habla del juicio que vendrá sobre Israel, que se había vuelto impío (Isaías 33:14), a manos de una nación impía (Isaías 10:6).
En el Nuevo Testamento, la palabra impío aparece trece veces en la Nueva Biblia de las Américas. Teniendo en cuenta todas las pruebas bíblicas, el término impío parece describir a alguien o algo que no honra al Único Dios Verdadero. En el Antiguo Testamento, la impiedad se manifiesta principalmente de dos maneras. En primer lugar, están los que, como las naciones que rodeaban a Israel, podían ser muy religiosos, pero no conocían al Único Dios Verdadero. Luego están los que, dentro de Israel, deberían haber conocido a Dios, pero actuaban como si no lo conocieran, por lo que también eran impíos. (Quizá por eso algunas versiones de la Biblia traduzcan la palabra hebrea como "hipócrita": aunque conocían intelectualmente al Único Dios Verdadero, no actuaban de acuerdo con ese conocimiento).
En el Nuevo Testamento, la impiedad está estrechamente relacionada con la irreverencia. La impiedad suele describir el habla que deshonra, ridiculiza o incluso se burla de las cosas serias de Dios. La gente impía habla naturalmente de forma impía. El creyente debe evitar todo tipo de discurso y actitud impíos.
La persona impía no es una persona que no tiene dios, pues todo el mundo tiene dioses, incluido el ateo. Un dios es simplemente aquello que una persona eleva a la posición de mayor importancia y significado. Para algunas personas es el Dios Único y Verdadero o algún dios pagano, y para otras puede ser la familia, la riqueza, el prestigio, el materialismo científico o la autonomía personal. Todo el mundo tiene dioses, incluso los impíos, pero solo los creyentes en Cristo conocen y veneran al Único Dios Verdadero, tal como se ha revelado en las Escrituras: Padre, Hijo y Espíritu Santo.