Pregunta: "¿Qué significa ser impío? ¿Qué es la impiedad?"
Respuesta:
La Biblia habla de "los impíos" como aquellos que están separados de Dios. La impiedad es la condición de estar contaminado por el pecado. Ser impío es actuar de manera contraria a la naturaleza de Dios, oponerse activamente a Dios en desobediencia, o tener un desprecio irreverente por Dios. Con frecuencia, la Biblia habla de "la carne" para referirse a las cosas que emanan de nuestra naturaleza pecaminosa. Los actos de la carne y los deseos del mundo caen bajo la categoría de impiedad.
Segunda de Pedro 3:7 dice que los impíos enfrentarán el juicio. Apocalipsis 20:14-15 dice: "Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego". En última instancia, los que rechazan a Dios -los impíos- serán separados de Él para siempre.
Judas se refiere a los falsos maestros como impíos. Su descripción contiene estas características de impiedad: pervierten la gracia de Dios en una licencia para la inmoralidad, y niegan a Jesucristo como el único Soberano y Señor (Judas 1:4). Más adelante, Judas menciona los "actos impíos" de los malvados y las "palabras desafiantes" que los impíos hablan contra Dios (versículo 15). Los impíos también se caracterizan por ser "murmuradores y calumniadores" que siguen egoístamente "sus propios malos deseos", se jactan y adulan (versículo 16). Los impíos se burlan de la verdad de Dios e intentan dividir a las iglesias (versículos 18-19).
De manera sorprendente, Jesús se sacrificó por los impíos. Romanos 5:6 y 8 dice: "Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos . . . Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros". Dios justifica a los impíos (Romanos 4:5), revistiéndolos de la justicia de Cristo y capacitándolos para "que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo" (Colosenses 1:10).
Nuestra santificación es progresiva. Es decir, aunque seamos salvos y justificados en Cristo, a veces seguimos actuando de manera impía. Todavía estamos en el proceso de ser transformados a Su imagen (Romanos 8:29-30; 2 Corintios 3:18; Filipenses 1:6). Somos declarados justos ante Dios, pero todavía estamos siendo hechos santos en términos prácticos. En resumen, seguimos pecando. La Escritura dice que debemos confesar nuestro pecado y confiar en el perdón de Dios (1 Juan 1:8-9). Nada puede separarnos del amor de Dios por nosotros en Cristo (Romanos 8:31-39). Ya no somos contados entre los impíos, aunque todavía luchamos contra nuestros impulsos carnales y a veces actuamos de manera impía.
En términos generales, los impíos son aquellos que no conocen a Dios a través de Jesucristo. Han rechazado al Hijo de Dios y permanecen en sus pecados. Aquellos que están en Cristo han sido perdonados de sus pecados y están siendo más piadosos. Por supuesto, los creyentes buscan quitar cualquier tipo de impiedad de sus vidas (1 Juan 3:9).
