Pregunta: ¿Qué significa que la sanguijuela tiene dos hijas (Proverbios 30:15)?
Respuesta:
Proverbios 30 incluye proverbios numéricos, que utilizan números para ilustrar el contraste entre sabiduría y necedad. En este capítulo hay dos cosas que se le piden a Dios (versículo 7), cuatro cosas demasiado asombrosas para entenderlas (versículo 18), cuatro cosas pequeñas pero sabias (versículo 24), etc. En este contexto, Agur dice: "La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡Dame! ¡dame!" (Proverbios 30:15).
El escritor añade que hay tres cosas que no se saciarán y cuatro que nunca tendrán bastante: la tumba (Seol), la matriz estéril, la tierra que no se sacia de aguas, y el fuego (Proverbios 30:16).
Al referirse a la sanguijuela y a sus dos hijas, el autor condena la avaricia. En particular, el escritor señala el tipo de persona "cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres" (Proverbios 30:14). Esta persona parece no estar nunca satisfecha y es destructiva para los que le rodean. Es como una sanguijuela, que chupa la vida de los demás.
La sanguijuela tiene dos hijas, siempre gritando: "Dame, dame". Estas "hijas" son cosas que se parecen a la sanguijuela en que nunca está satisfecha. El escritor enumera entonces no solo dos, sino tres y hasta cuatro cosas insaciables con apetitos voraces:
• El Seol nunca está satisfecho. La tumba está continuamente tomando a los vivos y lo hará hasta que la muerte misma esté muerta (ver Apocalipsis 20:14).
• La matriz estéril nunca está satisfecha. En la antigua cultura hebrea, las mujeres deseaban tener muchos hijos, y la Biblia registra varios casos de mujeres sin hijos que pedían un hijo insistentemente (ver Génesis 30:1 y 1 Samuel 1:1-10).
• La tierra seca nunca está satisfecha. La tierra reseca, como la que se encuentra en el desierto, puede absorber grandes cantidades de agua sin inundarse.
• El fuego nunca está satisfecho. El fuego quema todo lo que encuentra a su paso mientras tenga oxígeno y algo que quemar. Un fuego fuera de control siempre está dispuesto a devorar más y es difícil de extinguir.
Al evocar estas imágenes, Agur nos ayuda a comprender la certeza del camino de la codicia. Tiene gran apetito, no se sacia y causa destrucción. La sanguijuela tiene dos hijas, y ninguna está satisfecha. Para no caer en esta trampa de la codicia, Agur pide al Señor que no le dé ni pobreza ni riquezas (Proverbios 30:8). En la riqueza podría renegar del Señor; en la pobreza podría recurrir al robo (Proverbios 30:9). El proverbista reconoce que la Palabra de Dios es probada y fiable, y guardará al que confía en el Señor (Proverbios 30:5). Comprende las consecuencias de la avaricia y busca la ayuda de Dios para evitar su trampa.
El apóstol Pablo advierte igualmente contra la avaricia: "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros...malos deseos y avaricia, que es idolatría" (Colosenses 3:5). Sorprendentemente, Pablo equipara la codicia con la idolatría. La codicia quiere lo que no tenemos (y a menudo no deberíamos tener). En la codicia comenzamos a adorar el objeto de nuestro deseo, persiguiéndolo en lugar de perseguir a Dios. La avaricia es tan mala, de hecho, que Efesios 5:3 dice que la fornicación, la inmundicia y la avaricia ni siquiera deben nombrarse entre los creyentes.
Debemos estar tan alejados de la avaricia para que nadie nos asocie con la sanguijuela o las dos hijas de la sanguijuela. Por el contrario, debemos cultivar el contentamiento con la piedad, que es una gran ganancia (1 Timoteo 6:6). Pablo había aprendido el secreto de estar contento y evitar la avaricia. En lugar de perseguir lo que no tenía, comprendió que todo lo podía en Cristo, que lo fortalecía (Filipenses 4:13).
