Respuesta:
La Biblia afirma la existencia de la verdad absoluta, en contraste con cosmovisiones contemporáneas como el posmodernismo, que la niegan. Por ejemplo, la verdad es un atributo de Dios (Números 23:19; Romanos 3:3-4), una característica de la Biblia (Salmo 119:160; Juan 17:17) y está encarnada en la persona de Jesucristo (Juan 1:17; 14:6). La evaluación de las afirmaciones de verdad es necesaria para determinar su validez, y las reglas de la lógica ofrecen un marco que sirve a este propósito. Entre estas reglas, la ley del tercero excluido es un principio fundamental atribuido históricamente al filósofo griego Aristóteles. La ley establece que una proposición declarativa—una afirmación que afirma o niega algo—o bien es verdadera o bien lo es su negación, eliminando así una tercera opción.
Para ilustrar la ley del tercero excluido, considera la afirmación "el sol está caliente", simbolizada por la variable P. La ley establece que o bien P es verdadera, o bien lo es su negación, es decir, "el sol no está caliente", simbolizada por la variable ~P. (El símbolo ~ se denomina "tilde" y representa la negación en lógica.) La expresión tercero excluido procede del principio de que no hay término medio entre que una afirmación sea verdadera o falsa, lo que elimina la posibilidad de una tercera opción.
Para mayor claridad, en términos prácticos, la negación de la proposición del ejemplo "el sol está caliente" (P) no significa necesariamente que "el sol está frío". Aunque comúnmente se piensa que frío es lo contrario de caliente, la negación de la proposición simplemente indica que el sol no está caliente (~P). Esto implica que el sol podría tener cualquier temperatura distinta de la de caliente, como por ejemplo templado.
La ley del tercero excluido puede ayudar a los cristianos a comprender y defender las enseñanzas de la Biblia. Por ejemplo, en Juan 17:17, Jesús dijo al Padre: "Tu palabra es verdad". Utilizando la ley del tercero excluido, la Biblia, o es verdadera, P, como afirmó Jesús, o no es verdadera, ~P. La ley revela que la Escritura no puede ser verdadera y no verdadera al mismo tiempo. Por tanto, no existe un término medio como que la Biblia sea verdadera para un lector, pero no lo sea para otro.
Además, la ley del tercero excluido se aplica igualmente a las afirmaciones que niegan una proposición. Por ejemplo, la Biblia afirma que Dios no miente, lo cual es una negación (Tito 1:2). Según la ley del tercero excluido, esta proposición—"Dios no miente", ~P—o bien es verdadera, o bien su afirmación—"Dios miente", P—es verdadera. La ley establece que toda afirmación declarativa, independientemente de que esté formulada negativa o positivamente, debe ser verdadera o falsa, sin término medio.
La ley del tercero excluido no solo se aplica a las declaraciones directas en las que se hace una afirmación, sino que también se puede utilizar para evaluar afirmaciones narrativas. Por ejemplo, los Evangelios enseñan que Jesús resucitó de entre los muertos tres días después de Su crucifixión (por ejemplo, Lucas 24:2-8). En este caso, la proposición declarativa de que Jesús resucitó de entre los muertos, P, solo puede ser verdadera o falsa. Si P es verdadera, entonces su negación, es decir, "Jesús no resucitó de entre los muertos", ~P, es falsa. Según la ley, no hay alternativa intermedia entre P y ~P.
La Biblia anima a los creyentes a utilizar la razón dentro del contexto de su fe (por ejemplo, Isaías 1:18; Santiago 3:17), haciendo de la lógica una valiosa herramienta para comprender, explicar y defender las propias creencias (por ejemplo, 1 Pedro 3:15). Aunque es imposible agradar a Dios sin fe (Hebreos 11:6), la lógica es una herramienta valiosa para los cristianos. Jesús es un ejemplo de ello, ya que a menudo utilizó la lógica para explicar la fe y animar a la gente a seguirlo (p. ej., Lucas 14:28-32). Por consiguiente, la ley del tercero excluido es una valiosa herramienta para el cristianismo, ya que ayuda a los creyentes a articular y analizar las afirmaciones de la verdad.