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Pregunta: ¿Qué es el libre albedrío libertario?

Respuesta:
El libre albedrío libertario es básicamente el concepto de que, metafísica y moralmente, el hombre es un ser autónomo, uno que opera independientemente, no controlado por otros o por fuerzas externas. Según el Pocket Dictionary of Apologetics & Philosophy of Religion (InterVarsity Press, 2002), el libre albedrío libertario se define como “en ética y metafísica, la visión de que los seres humanos a veces pueden querer más de una posibilidad. Según esta visión, una persona que libremente hizo una elección particular podría haber elegido de manera diferente, incluso si nada sobre el pasado antes del momento de la elección había sido diferente". En el paradigma del libre albedrío libertario, el poder de la elección contraria reina supremo. Sin esta capacidad de elegir de otra manera, los defensores del libre albedrío libertario afirmarán que el hombre no puede ser responsabilizado moralmente por sus acciones.

Como se mencionó anteriormente, la palabra “autónomo” es clave para entender el libre albedrío libertario. La palabra básicamente significa "autogobierno". Se deriva de dos palabras griegas, autos y nomos, que significan "una ley para uno mismo". Esto es el libre albedrío libertario en resumen. Nosotros, como agentes morales libres, podemos tomar nuestras propias decisiones y no estamos sujetos a la voluntad o determinación de otro. En cualquier situación dada, llamémosla X, podemos elegir libremente hacer la acción A. Además, si la situación X se presenta nuevamente, podemos elegir libremente no hacer A (~A).

El opuesto del libre albedrío libertario se llama determinismo, y el determinismo niega esencialmente el libre albedrío por completo, nuestras elecciones están determinadas y eso es todo. En la situación X, siempre elegiré hacer la acción A, y en la situación Y, elegiré hacer ~A, etc. En lugar de ser seres autónomos, la humanidad se reduce a ser autómatas, seres que realizan respuestas programadas a ciertas situaciones.

La primera cosa a tener en cuenta con respecto a la posición bíblica del libre albedrío libertario es lo que la Biblia dice acerca de Dios. La Biblia describe a Dios como soberano, y la soberanía designa control. ¿Pero qué es exactamente la esfera de la soberanía de Dios? Salmo 24:1 lo deja claro: "De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan". ¿Cuál es la esfera de la soberanía de Dios? Todo. Dios habló al universo, y todo en él, hacia la existencia. Como Creador, Él tiene soberanía sobre Su creación. Esta es la imagen utilizada en Romanos 9 cuando Pablo se refiere al alfarero y su arcilla.

Entonces, ¿cómo se ajusta el libre albedrío libertario con la soberanía de Dios? ¿Puede un ser humano, una criatura, ser autónoma si Dios es soberano? La conclusión obvia es que el libre albedrío libertario es incompatible con la soberanía de Dios. Considera este pasaje del libro de los Proverbios: “La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos” (Proverbios 16:9, NBLA). Esto no presenta a la persona como un ser autónomo, sino como una persona que opera dentro de los confines de un Dios soberano.

Considera otro pasaje del Antiguo Testamento: “...porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:9-10). Aquí nuevamente vemos a un Dios soberano que nos declara que cumplirá todos Sus propósitos. El concepto de libre albedrío libertario deja abierta la posibilidad de que el hombre pueda negarse libremente a hacer la voluntad de Dios, y sin embargo, Dios dice que todos Sus propósitos se cumplirán.

El hombre no es una "ley para sí mismo". El hombre es una criatura en el universo del Creador, y como tal está sujeto a la voluntad del Creador. Sugerir lo contrario es elevar al hombre más allá de su estación y llevar a Dios al nivel de la criatura. Aquellos que defienden el libre albedrío libertario puede que no lo digan directamente, pero lógicamente hablando, esta es la conclusión que debe de ser extraída. Considera un eslogan evangelístico popular que se encuentra en los tratados del evangelio Cristianos: "Dios emite su voto para ti, Satanás emite su voto en tu contra, pero tú tienes el voto decisivo". ¿Es así como funciona en la salvación? ¿Es Dios solo un lado de una lucha cósmica con Satanás por las almas de los hombres, que deben recurrir a "tácticas de campaña" para llevar a los votantes al cielo? Esta visión de Dios es un Dios castrado que espera desesperadamente que la humanidad utilice su libre albedrío para elegirlo. Francamente, esta es una visión algo patética de Dios. Si Dios quiere salvar a alguien, esa persona será salvada porque Dios cumple todos Sus propósitos.

Ahora, debemos tener cuidado de no inclinarnos hacia la (igualmente) visión bíblica de que Dios es el Titiritero divino y nosotros somos simplemente sus marionetas. Esta es la visión del determinismo duro en el cual el hombre se reduce a un autómata haciendo respuestas robóticas a las situaciones. La Biblia presenta una tercera opción entre el determinismo duro y el libre albedrío libertario, y esa es la visión llamada compatibilismo, o determinismo suave. En esta visión, el hombre toma decisiones reales y será responsable ante Dios por esas decisiones. Las decisiones que toma el hombre emanan de sus deseos. Dios concede a la criatura cierta cantidad de libertad, pero esa libertad siempre opera dentro de los límites de la soberanía de Dios.

Ahora, al abrazar esta visión, debemos evitar dos errores. El primero es postular lo que se llama "conocimiento medio". La doctrina del conocimiento medio enseña que Dios creó un mundo de los infinitos mundos que tenía disponibles para Él para crear, y Dios eligió ese mundo particular en el que las criaturas libres tomaron las mismas decisiones que cumplían Su voluntad. El segundo error a evitar es pensar que Dios es de alguna manera un manipulador cósmico que prepara situaciones para que Sus criaturas tomen libremente las decisiones que cumplen Su voluntad.

Existen dos claves para entender la voluntad humana y cómo se relaciona con la soberanía de Dios. La primera es la caída. Antes de la caída, se podría decir que el hombre tenía una voluntad "libre" en el sentido de que era libre de obedecer o desobedecer a Dios. Después de la caída, la voluntad del hombre fue corrompida por el pecado hasta el punto en que perdió completamente la capacidad de obedecer a Dios voluntariamente. Esto no significa que el hombre no pueda obedecer a Dios exteriormente. Más bien, el hombre no puede realizar ningún bien espiritual que sea aceptable para Dios o que tenga algún mérito salvífico. La Biblia describe la voluntad del hombre como muerta en transgresiones y pecados (Efesios 2:1) o como esclavos al pecado (Romanos 6:17). Estas frases describen al hombre como incapaz y no dispuesto a someterse a la autoridad soberana de Dios; por lo tanto, cuando el hombre toma decisiones de acuerdo con sus deseos, debemos recordar que los deseos del hombre están depravados y corrompidos y completamente rebeldes hacia Dios.

La segunda clave para armonizar la voluntad "libre" del hombre con la soberanía de Dios es cómo Dios cumple Sus deseos. Cuando Dios ordena todas las cosas que suceden (Salmo 33:11; Efesios 1:11), Él no solo ordena los finales, sino tambien los medios. Dios ordena que ciertas cosas sucederán, y también ordena cómo sucederán. Las elecciones humanas son uno de los medios por los cuales Dios cumple Su voluntad. Para demostrar este punto, no hace falta mirar más allá del éxodo. Dios le dice a Moisés que endurecerá el corazón del faraón para que la gloria de Dios en la liberación de Israel sea manifiesta a través de él (Éxodo 4:21). Sin embargo, a medida que avanza la narrativa, vemos que el faraón endurece su propio corazón (Éxodo 8:15). La voluntad de Dios y la voluntad del hombre convergen.

En conclusión, debemos tratar de entender el esfuerzo de incorporar el libre albedrío libertario en las Escrituras. El razonamiento suele ser preservar la autonomía humana porque se la ve como clave para la responsabilidad moral. Esto también se hace para preservar la justicia de Dios. No se puede ver a Dios como justo si condenaría a aquellos que no pueden elegir contra sus voluntades depravadas. Sin embargo, en estos intentos de preservar la justicia de Dios y la responsabilidad humana, se hace daño a las Escrituras. La Biblia afirma enfáticamente la responsabilidad humana por el pecado y la justicia de Dios, pero también rechaza claramente el libre albedrío libertario. La Escritura afirma claramente que 1) Dios es soberano sobre todos los asuntos, incluidos los asuntos del hombre; y 2) el hombre es responsable de su rebelión contra un Dios santo. El hecho de que no podamos armonizar completamente estas dos verdades bíblicas no debería hacer que rechacemos ninguna de las dos. Las cosas parecen imposibles para nosotros a menudo simplemente porque no tenemos la mente de Dios. Es cierto que no podemos esperar comprender la mente de Dios perfectamente, como Él nos recuerda, “«Porque Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni sus caminos son Mis caminos», declara el Señor. «Porque como los cielos son más altos que la tierra, así Mis caminos son más altos que sus caminos, y Mis pensamientos más que sus pensamientos” (Isaías 55:8-9). Sin embargo, aunque no podemos entender completamente todas las cosas, nuestra responsabilidad ante Dios es creer Su palabra, obedecerle, confiar en Él y someternos a Su voluntad, ya sea que la entendamos completamente o no.

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