Respuesta:
El término llamado eficaz, en relación a la salvación, proviene del Capítulo X de la Confesión de Fe de Westminster de 1647. El llamado eficaz se entiende como el soberano acto de Dios al atraer a un pecador hacia la salvación. El llamado eficaz a un pecador supera tan enormemente su inclinación natural a la rebelión, que voluntariamente pone su fe en Jesucristo. El apóstol Pablo se refiere al llamado eficaz cuando escribe, “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). La necesidad del llamado eficaz se enfatiza en las palabras de Jesús, “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44).
Pablo además confirma que Dios debe impresionar su voluntad sobre el estado natural del hombre cuando escribe que "con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” (2 Timoteo 2:25). El apóstol Pedro escribe que Dios “nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3). El uso de la palabra griega kaleo que hace Pedro, que se traduce como “llamó”, expresa la acción de Dios llamando a los pecadores. Cuando se usa kaleo en forma participial, como en este pasaje, con Dios como sujeto, se refiere al llamado eficaz de Dios a los pecadores hacia la salvación. Kaleo lleva la idea de que un pecador está siendo atraído a Dios más que solo sentándose a recibir una invitación.
El llamado efectivo es más comúnmente conocido como “gracia irresistible”, que es la I en el acrónimo TULIP. La doctrina del llamado efectivo está estrechamente relacionada con la doctrina de la depravación total, la T en TULIP. Como el hombre sin regenerar está “muerto en delitos y pecados” (Efesios 2:1), es incapaz de buscar a Dios o responder al evangelio de Jesucristo por su propia voluntad. “No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios” (Romanos 3:10–11). Este estado de depravación total hace que el llamado efectivo de Dios sea necesario para dar a cualquier persona la oportunidad de salvación.
Jesús dijo, “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14). En esta declaración, Jesús distingue entre el llamado general que todos reciben al oír el evangelio y el llamado efectivo que conduce a la salvación. El llamado efectivo también se enseña en pasajes como Romanos 1:6, donde Pablo saluda a los creyentes como “llamados a ser de Jesucristo”; y Hechos 16:14, donde Lucas habla de Lidia diciendo que el Señor le abrió el corazón para que atendiese a lo que Pablo decía. El llamado efectivo, por lo tanto, es la acción de Dios hacia los elegidos, aquellos a quienes Él eligió en Cristo “antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo” (Efesios 1:4–5).
El llamado general, por otro lado, es para toda la humanidad, no solo para los elegidos. El famoso pasaje, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16), retrata la revelación general de Dios a todos en el mundo. El evangelio está disponible para todos, pero, debido a la naturaleza pecaminosa de la humanidad y la depravación total, nadie se volverá a Dios sin que Dios primero se impresione en ellos.
