Pregunta: ¿Qué significa que el gobierno no lleva la espada en vano (Romanos 13:4)?
Respuesta:
En la primera sección de Romanos 13, Pablo analiza cómo deberían relacionarse los creyentes en Cristo con el gobierno y las autoridades gubernamentales. En ese contexto, hace la sorprendente afirmación de que el gobierno "no en vano lleva la espada" (Romanos 13:4).
La carta de Pablo a los Romanos es una explicación de las buenas nuevas sobre la justicia. La sección inicial afirma la necesidad universal de la justicia de Dios y su expresión en el Evangelio (Romanos 1:1-3:20). Tras mostrar la necesidad integral de la justicia de Dios, Pablo explica como Dios proporciona justicia a la humanidad: creyendo en Jesucristo (Romanos 3:21-4:25). A continuación, Pablo explica las implicaciones de esa justicia y cómo es la nueva vida que resulta de ella (Romanos 5-8). Pablo aclara como Dios cumplirá Sus promesas y es digno de confianza (Romanos 9-11). Por último, Pablo describe las responsabilidades que tienen los creyentes al poner en práctica esa justicia (Romanos 12-16). Es en esa sección final donde Pablo explica cómo es la justicia para los creyentes en Cristo en relación con el gobierno y las autoridades gubernamentales. El gobierno no debe tomarse a la ligera, dice Pablo, pues el gobierno no lleva la espada en vano, es decir, "tienen poder para castigarte" (Romanos 13:4, NTV).
Pablo desafía a los creyentes a someterse a las autoridades de gobierno, porque la autoridad la pone Dios (Romanos 13:1). Como Dios es la fuente de la verdadera autoridad, cualquiera que se resista a la autoridad que Dios instituye se opone a Dios y es justamente condenado (Romanos 13:2). Los gobernantes que administran la autoridad de Dios no son motivo de temor para los que hacen el bien (Romanos 13:3); más bien, esas autoridades son siervos de Dios para el bien de los que hacen el bien, pero para los que hacen el mal la autoridad gubernamental es un vengador furioso (Romanos 13:4). Someterse es sabio tanto para evitar la ira como para garantizar una conciencia tranquila (Romanos 13:5). Pablo ofrece el ejemplo del pago de impuestos. Conviene pagar el impuesto a quien se debe (Romanos 13:6). El gobierno no lleva la espada—el poder de hacer cumplir la ley—en vano. Dios confía esa espada al gobierno.
En Génesis 9, como parte del pacto de Dios con Noé y con todos los seres vivos de la tierra, Dios explica una nueva administración en la que quien derrame sangre humana, su sangre será derramada (Génesis 9:6). En este mandato, Dios otorga Su propia autoridad a la humanidad para imponer el juicio por asesinato. Con ello establece el gobierno humano.
Las instrucciones específicas de Génesis 9:6 subrayan el valor de la vida humana (porque la humanidad está hecha a imagen y semejanza de Dios) y la responsabilidad de la humanidad de garantizar la protección de la vida humana. Es justo decir que, si el gobierno no protege la vida humana de este modo, entonces no está funcionando como fue diseñado y no está administrando fielmente la espada que Dios le dio.
Un día, el Mesías reinará como Rey, y sobre Él recaerá el gobierno (Isaías 9:6-7; Apocalipsis 20:4-6). Hasta entonces, personas imperfectas dirigirán los gobiernos y administrarán imperfectamente la autoridad y la espada que Dios les dio. A la luz de esas limitaciones, Pedro instruye a los creyentes para que honren a la autoridad y se sometan a toda institución humana (1 Pedro 2:13-14)—incluidos los reyes y gobernantes como enviados de Dios. Eso forma parte de honrar a todas las personas y honrar al rey (1 Pedro 2:17).
El gobierno no lleva la espada en vano, y los gobernantes son responsables de lo que hacen con ella. Los reyes, los gobernantes y otros dirigentes deben medir cómo gobiernan en función de las normas que Dios proporciona en las Escrituras para asegurarse de que dirigen bien y que, de hecho, elogian a los que hacen el bien y juzgan a los que hacen el mal (1 Pedro 2:14).