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Pregunta: ¿Qué significa llorar con los que lloran (Romanos 12:15)?

Respuesta:
En Romanos 12:1-2, Pablo explica la responsabilidad de los creyentes de presentar sus cuerpos a Dios como un sacrificio vivo y santo, de transformarse mediante la renovación de la mente y de evitar conformarse al mundo. Una forma concreta de expresar la transformación de una mente renovada es llorar con los que lloran (Romanos 12:15). Dios es grande en misericordia, y quiere que vivamos vidas que reflejen esa misericordia. Los creyentes debemos andar con humildad, sin tener más estima de la debida de nosotros mismos (Romanos 12:3), en parte porque todos somos miembros del cuerpo de Cristo. En cierto sentido, todos formamos parte de los demás (Romanos 12:4-5)-somos familia.

Dios les ha dado a los creyentes varias formas de expresar Su gracia a los demás (algunos las llaman "dones" o "dones espirituales"), y Pablo explica cómo debemos expresar Su gracia de forma cuidadosa y fiel a los demás, utilizando las herramientas que Dios nos ha proporcionado (Romanos 12:6-8). Hay algunas maneras en las que podemos expresar la gracia de forma única: podemos tener ciertos dones, habilidades o herramientas que otra persona no tenga. Pero también hay formas en las que se espera que todos expresemos Su gracia a los demás, y Pablo habla de algunas de ellas en Romanos 12:9 y siguientes, hasta el final de Romanos 15.

En Romanos 12:15 encontramos una forma de expresar la gracia de Dios unos a otros: nos gozamos con los que se gozan y lloramos con los que lloran. Pablo incluye una instrucción para que seamos unánimes unos con otros (Romanos 12:16). Si un hermano o hermana se regocija por algo maravilloso que ha sucedido, debemos compartir esa alegría. Somos miembros del mismo cuerpo, somos familia. Debemos gozarnos en lo que trae gozo a nuestros hermanos y hermanas.

Por otra parte, debemos llorar con los que lloran (Romanos 12:15). Hay momentos de tristeza o de angustia. Hay momentos de dolor, y cuando otros atraviesan esos momentos difíciles, podemos ponernos a su lado y compartir esa carga con ellos. Consideremos cómo en 1 Tesalonicenses 4:13-17 Pablo explica que, cuando un ser querido que está en Cristo muere, él o ella resucitará un día, y estaremos juntos con el Señor. Por eso no tenemos que afligirnos como los que no tienen esperanza (1 Tesalonicenses 4:13). Sin embargo, hay dolor. Y cuando un hermano o hermana se enfrenta al dolor, no debemos decirle que "lo supere" ni recordarle que siempre debe alegrarse (1 Tesalonicenses 5:16). Por el contrario, Pablo nos ayuda a comprender que debemos ser compasivos unos con otros en el amor fraternal (Romanos 12:10), y que debemos llorar con los que lloran. Si bien es cierto que siempre debemos alegrarnos y que nunca tenemos una pena sin esperanza, necesitamos expresar gracia y amor y llorar con los que lloran.

Quizás uno de los ejemplos más hermosos de llorar con los que lloran se encuentra en el versículo más corto de la Biblia: "Jesús lloró" (Juan 11:35). Cuando Lázaro murió, Jesús viajó a Betania con la intención de resucitarlo. Teniendo en cuenta el conocimiento de Cristo, parecería que no había motivo para que se entristeciera, pero cuando estuvo cerca de los que estaban afligidos, Jesús se "estremeció en espíritu y se conmovió" (Juan 11:33), y lloró. Del mismo modo, aunque sabemos que Dios siempre diseña un resultado positivo para los que le aman (Romanos 8:28), sigue siendo justo que compartamos la carga del dolor y nos ayudemos mutuamente a superar las penas de la vida. Llorar con los que lloran forma parte de ser familia en el cuerpo de Cristo.

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