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Pregunta: ¿Qué es la luz admirable en 1 Pedro 2:9?

Respuesta:
La frase luz admirable aparece en 1 Pedro 2:9, un versículo que proclama la identidad del cristiano: "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". Un versículo similar, Éxodo 19:6, se refiere a los israelitas como "reino de sacerdotes, y gente santa".

Estos versículos ilustran que, al igual que los israelitas eran considerados el pueblo elegido de Dios, todos los que confían en Cristo son valiosos. El pasaje de 1 Pedro también indica que hemos sido trasladados de las tinieblas a la luz admirable de Dios, lo que significa una transición. ¿Qué es la luz admirable?

En las Escrituras, la palabra luz tiene una connotación positiva y muchas veces se utiliza para describir a Dios y a Sus hijos. La luz simboliza la verdad, la justicia, la santidad y las buenas obras. Primera de Juan 1:5 afirma que "Dios es luz", lo que sin duda se refiere a Su naturaleza santa. Pablo compara a los creyentes con las "luminares en el mundo" (Filipenses 2:15). Jesús llama directamente a Sus seguidores "la luz del mundo", asociando hacer buenas obras con ser la luz (Mateo 5:14-16).

La metáfora que contrasta con la luz son las tinieblas. Si la luz representa la naturaleza de Dios y las buenas obras, las tinieblas son el mal y el pecado. Algunos ejemplos de versículos que relacionan las tinieblas con el mal son Isaías 9:2, Juan 1:5 y Mateo 4:16.

Dios llama a cada uno de Sus hijos a salir de las tinieblas -de una vida dominada por el pecado y el mal- y a entrar en Su maravillosa luz. Una vida sin Cristo está gobernada por acciones contrarias a los caminos de Dios. Esta oscuridad puede ser sutil o evidente, pero está ahí. Es más fácil reconocer el mal en un asesino que en un incrédulo que asiste a la iglesia, pero, en última instancia, todos hemos pecado (Romanos 3:23).

Todo ser humano posee una naturaleza que tiende a oponerse a la ley moral de Dios y a preferir las tinieblas a la luz. Incluso nos rebelamos contra las leyes creadas por el hombre que reflejan la justicia y la bondad. La pecaminosidad de la humanidad es obvia, y cuanto más cedemos a nuestra naturaleza pecaminosa, más esclavos nos volvemos de ella (Romanos 6:16-23). El pecado es una adicción que requiere la intervención divina.

Juan 3:19-21 presenta a Jesús como portador de la maravillosa luz de Dios al mundo y acusa al mundo pecador de rechazar su luz: "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios". Mediante Su vida, muerte y resurrección, Cristo rompió el dominio que el pecado ejerce sobre todo aquel que deposita su confianza en Él. Somos liberados del dominio del pecado y entramos en la maravillosa luz de Dios. A medida que Su verdad, santidad, justicia y amor se hacen evidentes, nos damos cuenta de que vivir para Dios es caminar en la luz. El cambio que el Señor realiza en nuestras vidas es radical: "Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz" (Efesios 5:8).

La maravillosa luz de Dios abarca Su verdad, Sus caminos e incluso Su reino. Colosenses 1:13-14 dice: "Pues él nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado, quien compró nuestra libertad y perdonó nuestros pecados" (NTV).

Por eso, estamos llamados a anunciar "las virtudes de aquel que os llamó", como se nos ordena en 1 Pedro 2:9. La Nueva Traducción Viviente traduce este mandato como "proclamar las excelencias de Dios", demostrada tanto con palabras como con acciones.

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