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Pregunta: ¿Por qué Marcos 4:21 hace referencia a una luz debajo de un almud (canasta)?

Respuesta:
Después de que Jesús fue rechazado por los líderes religiosos judíos en Marcos 3, comenzó a hablar en parábolas. En Marcos 4:21-23, da una lección práctica: "¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz. Si alguno tiene oídos para oír, oiga".

La idea de esconder una luz debajo de un almud (o "una canasta", NTV) es una divertida canción de escuela dominical para niños, pero hay un significado más profundo detrás de la ilustración. Jesús lo explica en el versículo siguiente: "Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz" (Marcos 4:22). Después, advierte a Sus oyentes de que los que tengan oídos para oír deben oír, deben escuchar atentamente y prestar atención a lo que Él dice (Marcos 4:23). La verdad no se debe ocultar. Hay que recibirla y prestarle atención.

Antes, Jesús había contado la parábola del sembrador, que presenta varios ejemplos de verdades que no son bien recibidas. La semilla sembrada junto al camino fue arrancada y llevada lejos (Marcos 4:15). La semilla sembrada en pedregales fue bien recibida al principio, pero no llegó a arraigar (Marcos 4:16). La semilla sembrada entre espinos arraigó al principio, pero luego fue ahogada por los espinos (Marcos 4:18). Cada uno de estos ejemplos es similar a esconder una luz debajo de un almud.

La "semilla" en la parábola de Jesús es la Palabra de Dios (Marcos 4:14). En algunos casos, Satanás arrebata la Palabra (Marcos 4:15). En otros casos, la Palabra no echa raíces, porque las rocas de la aflicción y la dificultad se interponen en su camino (Marcos 4:16). En otros casos, la Palabra es recibida, pero las preocupaciones del mundo la ahogan antes de que fructifique (Marcos 4:18). En cada caso, la Palabra es dada para dar fruto, pero a veces no lo da. Del mismo modo, una lámpara está hecha para alumbrar, pero hay condiciones que impiden que la luz brille. Qué tonto es poner una luz debajo de un almud/canasta, donde nadie puede verla y la luz no puede iluminar la habitación. La luz debe estar expuesta, permitiendo que haga la función para la que fue diseñada: iluminar.

La ilustración de Jesús de esconder una luz debajo de un almud también muestra que los secretos no permanecerán secretos y las cosas escondidas no permanecerán escondidas. La luz acabará haciendo su trabajo. En otro pasaje, Jesús explica que Él es la Luz del mundo, y que quien le siga no caminará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8:12). Él no sería una luz debajo de un almud; mientras estuviera en la tierra, sería la Luz del mundo (Juan 9:5).

Jesús también se refiere a Sus oyentes como la luz del mundo (Mateo 5:14). Como una ciudad en una colina que no se puede esconder, los seguidores de Jesús sobresaldrán. La luz no se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, para que alumbre toda la casa (Mateo 5:15). Los seguidores de Jesús deben dejar que su luz brille entre los hombres para que la gente vea sus buenas obras, hechas en nombre del cielo, y glorifique al Padre (Mateo 5:16).

La luz tiene varios propósitos en la enseñanza de Jesús: exponer lo que está en secreto, proporcionar un contraste con la oscuridad e iluminar la oscuridad. En cada uno de estos propósitos, los que siguen a Jesús tienen la responsabilidad de hacer brillar su luz. Del mismo modo, Pablo desafía a los creyentes en Cristo a mostrarse irreprochables e íntegros, incluso en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual los creyentes "resplandecen como luminares en el mundo" (Filipenses 2:15). Nuestra luz no es para ponerla debajo de un almud, sino para iluminar toda la casa.

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