Pregunta: "¿Hay alguna razón para tener miedo de entrar a un cementerio?"
Respuesta:
Por mucho tiempo los cementerios han sido considerados espeluznantes, sobre todo debido a la misteriosa naturaleza de la muerte. Los cementerios y las tumbas han proporcionado el escenario para innumerables historias de fantasmas, demonios y crímenes, haciendo que muchos tengan miedo de los cementerios por ser lugares embrujados y llenos de peligro. El tema de la muerte es incómodo para la mayoría de la gente, aunque el cristiano debería tener una perspectiva diferente sobre la muerte y sobre la entrada a un cementerio.
A las personas que temen ir a un cementerio les puede ayudar el confrontar ese miedo preguntando: ¿Qué crees que podría pasar allí? Además de las fantasías e historias de fantasmas, ¿qué miedos reales existen en los cementerios? Contienen cuerpos humanos muertos y en descomposición que están enterrados bajo dos metros de tierra. Hay ataúdes, lápidas de cemento, placas de bronce y decoraciones plásticas que los seres queridos han dejado. Aparte del cuarto del vigilante y posiblemente una capilla o un mausoleo, no hay mucho más... ¿y cuál de esos factores causa el miedo? Las almas de esos cuerpos enterrados ya han sido transportadas a sus destinos espirituales (Lucas 16:22).
Sólo hay dos posibles lugares donde esos espíritus difuntos podrían estar. Para los cristianos, "ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor" (2 Corintios 5:8). Las almas de los creyentes enterrados están con Jesús. Aquellos que en su vida terrenal no se rindieron a Jesús como Señor, están en "un lugar de tormento" (Lucas 16:28). No se permite que el espíritu de nadie flote libremente alrededor de un cementerio por sí solo. Hebreos 9:27 dice, "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio". No hay posibilidad de que los espíritus difuntos "ronden" el cementerio. El único peligro real y presente es la posibilidad de tropezar con una lápida y rasparse la rodilla.
Algunos que entienden que las almas de los difuntos no están presentes en los cementerios, pueden temer la presencia del demonio. Mateo 8:28-34 y Marcos 5:1-20 mencionan a un hombre poseído por el demonio que vivía en las tumbas. Aún así, incluso en esta instancia, la actividad demoníaca involucraba a una persona que estaba muy viva. ¿Podrían los demonios habitar un cementerio? Sí, podían. Pero no hay nada en las Escrituras que indique que los demonios estén más activos en un cementerio que en cualquier otro lugar. Además, los cristianos no tienen por qué temer a los demonios (1 Juan 4:4).
A veces el miedo a entrar en un cementerio puede estar conectado a una pérdida dolorosa y a los recuerdos que evoca un lugar así. Los cementerios son, por naturaleza, lugares sombríos. Representan el dolor de la pérdida y nos recuerdan nuestra mortalidad. No nos gusta remover heridas pasadas, y los cementerios son capaces de hacerlo. Una forma de superar el miedo relacionado con el dolor, es recordar intencionadamente los momentos felices con el fallecido. Mientras caminas por el cementerio, revives momentos felices y conversaciones con esa persona. Agradece a Dios por los buenos momentos compartidos y cómo Él obró en tu vida por medio de ese amigo fallecido. Agradécele que a causa de Jesús podemos decir, "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (1 Corintios 15:55)
Los cementerios serán el escenario de uno de los eventos más sorprendentes de la historia de la humanidad. Cuando Jesús regrese para recibirnos en el rapto, los cementerios cobrarán vida. Primera de Tesalonicenses 4:16 dice, "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero". ¡Imagina ese momento! Para los que conocemos a Cristo, el cementerio será un lugar de celebración cuando las tumbas se abran y los cuerpos de los santos se levanten en el aire para encontrarse con sus espíritus. Entonces, "Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tesalonicenses 4:17).
Un cementerio es sólo un terreno destinado a enterrar a los muertos, y no hay razón para temerle más que a cualquier otro lugar. Los cristianos pueden caminar por estos jardines con un sentido de gratitud por todo lo que Dios ha hecho a través de Sus siervos (ver Salmo 116:15) y con un sentimiento de esperanza por lo que Dios hará en ese lugar. Bajo nuestros pies descansan los cuerpos de los creyentes que un día saldrán de ese lugar al sonar la trompeta. Los incrédulos deben dejar que la naturaleza sombría de un cementerio los impulse a buscar la verdad sobre lo que sucederá después. El único temor verdadero sería el temor a Dios y a Su juicio. Para los incrédulos, ir a un cementerio puede ser una experiencia que les cambie la vida mientras se enfrentan a su propia mortalidad y se vuelven hacia Dios.