Respuesta:
Algunos grupos carismáticos creen que un "espíritu vigilante" es un espíritu maligno o demonio que básicamente "vigila" el comportamiento de alguien con el propósito de causar dolor o sufrimiento en la vida de esa persona.
Según aquellos que están de acuerdo con este tipo de doctrina, un espíritu vigilante puede ser enviado por otro demonio, una bruja o cualquier persona con conocimientos espirituales. Se dice que los espíritus vigilan lo que haces, cómo lo haces, lo que dices y quiénes son tus amigos. Su propósito es reunir información para que sea más fácil realizar ataques espirituales, arrebatar bendiciones, provocar enfermedades, frustrar el éxito y, en general, hacer estragos en la vida de la víctima.
Las herramientas para vigilar incluyen espejos, escobas, cartas del tarot y bolas de cristal. Supuestamente, los espíritus vigilantes pueden poseer o tomar la forma de animales como gatos, perros, pájaros negros, ratas, lobos e insectos. Se dice que los espíritus vigilantes manipulan los sueños de sus víctimas, haciendo que se repitan ciertas cosas: comer, tener relaciones sexuales, ser perseguido por un animal, mirarse en un espejo, peinarse, ver su sombra o ver la luna.
La pregunta, como siempre, es si hay fundamento bíblico para la idea de espíritus vigilantes. La respuesta es que no lo hay. La Biblia enseña la realidad del mundo espiritual, tanto angelical como demoníaco, y podemos asumir que tanto los ángeles como los demonios pueden vernos y "nos vigilan" hasta cierto punto. Pero suponer que existe toda una categoría de demonios y asignarles el papel de «vigilantes» va mucho más allá de lo que enseña la Biblia.
Hay muchos otros "tipos" de demonios, según algunas personas religiosas con mucha imaginación: espíritus de pitón, espíritus de Dalila, espíritus de Jezabel, espíritus marinos, Leviatanes, Kundalini, Acab, etc. Ninguno de estos entes espirituales se mencionan en la Escritura, y deberíamos evitar a aquellos que insisten en promulgar una colección inventada de enemigos espirituales. La Biblia dice que el mal actúa en este mundo y que los creyentes están en una batalla "contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales" (Efesios 6:12). Pero las complicadas mitologías demonológicas propuestas por algunos carismáticos son inútiles y tienen que ver más con la fantasía y la magia que con la Palabra de Dios.