Respuesta:
El movimiento santuario se describe a sí mismo como "un movimiento creciente de inmigrantes y más de 800 comunidades religiosas que hacen lo que el Congreso y la Administración se niegan a hacer: proteger y apoyar a los inmigrantes que se enfrentan a la deportación". El movimiento santuario remonta sus inicios en Estados Unidos a la Iglesia Presbiteriana Southside de Tucson, Arizona. En 1980, Southside fue la primera en declararse santuario para los refugiados centroamericanos que huían de guerras civiles y gobiernos corruptos. Sin embargo, los partidarios del movimiento santuario afirman que la idea de santuario se remonta al principio del Antiguo Testamento y ha continuado a través de movimientos como el Ferrocarril Subterráneo y el alojamiento de judíos en la Segunda Guerra Mundial.
En los últimos años, la popularidad del movimiento santuario cobró impulso debido a la determinación del presidente Trump de poner orden en las políticas de inmigración de Estados Unidos y de hacer cumplir la legislación estadounidense vigente. El gobierno ha intensificado recientemente sus esfuerzos para frenar el río de personas que fluyen hacia el país y deportar a quienes han entrado ilegalmente. Lamentablemente, esto ha provocado un aumento de historias trágicas: familias separadas, niños abandonados y buenas personas arrancadas de sus hogares.
Por supuesto, los inmigrantes ilegales son seres humanos, creados a imagen de Dios y dignos de cuidado y respeto (Génesis 1:27). En respuesta a esta verdad, algunos cristianos e iglesias se han unido al movimiento santuario y están luchando contra lo que consideran políticas de corazón duro del gobierno. En 2014 resurgió el movimiento santuario en la misma iglesia de Tucson donde comenzó hace treinta años. Desde entonces, cientos de iglesias más se han declarado santuarios donde los extranjeros indocumentados pueden acudir en busca de ayuda y protección. Algunas iglesias ocultan físicamente a familias o miembros de familias que han sido objeto de deportación. Consideran que sus acciones están a la altura de esconder a los judíos de las fuerzas nazis de Hitler.
Pero, ¿se puede equiparar proporcionar santuario a los extranjeros ilegales con esconder a los judíos europeos en la década de 1940? ¿Son los agentes del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas - por sus siglas en inglés) nazis modernos? Tales comparaciones son hiperbólicas y trivializan los horrores del Holocausto. A los judíos de los países controlados por los nazis se les impedía salir de su patria y se enfrentaban a la muerte si eran capturados. Los inmigrantes ilegales de hoy entran ilegalmente en un país soberano, lo que significa que infringen las leyes, y ningún gobierno intenta matarlos.
El apoyo bíblico al movimiento santuario es, en el mejor de los casos, incompleto, pero la motivación de muchos de sus miembros es la creencia de que Dios ordena sus acciones. Citan pasajes del Antiguo Testamento como Éxodo 22:21 y Levítico 19:34 (NBLA): "El extranjero que resida con ustedes les será como uno nacido entre ustedes, y lo amarás como a ti mismo, porque ustedes fueron extranjeros en la tierra de Egipto". Pero, ¿estaban destinados estos mandamientos de la Ley mosaica a establecer una política gubernamental para los Estados Unidos de América? ¿Espera Dios que Sus mandamientos a Israel se conviertan en la norma para todas las naciones?
Si la respuesta es afirmativa, entonces también debemos preguntarnos: "¿Por qué solo esos mandamientos?". Si vamos a afirmar que esta instrucción cívica es la ley de Dios para todas las culturas, entonces debemos tratar todas las leyes mosaicas por igual. Irónicamente, un gran porcentaje de las iglesias que participan en el movimiento del santuario también abrazan la homosexualidad. Así que afirman obedecer Levítico 19:34, mientras condenan Levítico 20:13. También ignoran Levítico 25:44-46 (NBLA), que dice: "En cuanto a los esclavos y esclavas que puedes tener de las naciones paganas que los rodean, de ellos podrán adquirir esclavos y esclavas. También podrán adquirirlos de los hijos de los extranjeros que residen con ustedes, y de sus familias que están con ustedes, que hayan sido engendradas en su tierra; estos también pueden ser posesión de ustedes. Aun podrán dejarlos en herencia a sus hijos después de ustedes, como posesión; podrán servirse de ellos como esclavos para siempre". ¿Debemos creer que el mandato de Dios de amar al extranjero es más vinculante que Su mandato, solo unos versículos más adelante, de tomar a los extranjeros como esclavos? Aunque citar la ley levítica suene autoritario para quienes no leen la Biblia en su contexto, la incoherencia es demasiado flagrante para ignorarla.
El antiguo Israel era una teocracia, un pueblo gobernado únicamente por Dios y establecido para Su propia gloria (Jueces 8:23; 1 Samuel 12:12; Jeremías 13:11). Se esperaba que los extranjeros aceptados en la cultura israelita se convirtieran en israelitas. Debían seguir las mismas leyes, ofrecer los mismos sacrificios y adorar al mismo Dios (Éxodo 12:49). De hecho, en 2 Reyes 17:25-26, un grupo de inmigrantes se negó a adorar al Señor de la forma que Él había ordenado, por lo que envió leones entre ellos para matarlos.
No hay nada inmoral en que un país tenga fronteras definidas. Para evitar el caos, los países deben tener leyes y, para que las leyes tengan sentido, deben hacerse cumplir. Las leyes deben ser justas y promover la moralidad. Pero nada en la Biblia prohíbe que un país tenga fronteras, y las Escrituras nunca prohíben que un país haga cumplir sus propias leyes. Todo lo contrario: Romanos 13:1-7 indica que el gobierno tiene la autoridad de Dios para castigar a los infractores de la ley. Si el castigo es el encarcelamiento, la deportación o incluso algo más severo, el gobierno tiene derecho a determinarlo. Los cristianos, en el movimiento santuario o no, deben trabajar para garantizar que las leyes del país sean justas, pero no deben trabajar para eludir la ley vigente.
Hay muchas formas en que los ciudadanos preocupados han ayudado a los inmigrantes que desean asimilarse a la cultura estadounidense. El apadrinamiento personal de familias y el voluntariado en agencias de inmigración son formas de implicarse. Hay muchos buenos ministerios cristianos que tienden la mano a los inmigrantes, compartiendo el evangelio, al tiempo que les ayudan con la vivienda, la formación laboral y el conocimiento de idiomas. Las iglesias tienen derecho a interceder en favor de los ilegales de sus comunidades, pero cruzan la línea cuando interfieren en el debido proceso.
El movimiento santuario dentro de la iglesia está alimentado por un celo equivocado basado en pasajes de las Escrituras que nunca pretendieron ser el fundamento de la política pública. No hay una respuesta rápida y fácil a la crisis de la inmigración. Los cristianos deben amar a su prójimo, pero también deben respetar la ley; ninguna de las dos cosas debe negar la otra.