Respuesta:
En Mateo 5:22, Jesús habla tanto de la gravedad de la ira como del peso de nuestras palabras. Afirma: "Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego". La frase necio es un ejemplo de lenguaje despectivo, que acarrea graves consecuencias.
Cuando Jesús advierte del peligro de decir: "Necio", se dirige a la actitud despectiva que devalúa a otras personas. La palabra griega que se traduce como "necio" es mōre, que no solo implica falta de sabiduría, sino también deficiencia moral. Por lo tanto, llamar a alguien "necio" es atacar su carácter e integridad, esencialmente considerándolo sin valor. Este acto deshumanizador contrasta con el mandamiento de Jesús de amar al prójimo como a uno mismo (Mateo 22:39; cf. Levítico 19:18). La advertencia de Jesús de no llamar "necio" a alguien subraya la importancia de reconocer y honrar el valor inherente de todos, ya que todos hemos sido creados a imagen de Dios (Génesis 1:27).
La gravedad de llamar a alguien "necio" se destaca por su asociación con el "fuego del infierno" o Gehena (Mateo 5:22). La Gehena era un valle cercano a Jerusalén, asociado históricamente a prácticas idolátricas y utilizado más tarde como símbolo del juicio divino y la condenación eterna (ver Jeremías 7:31-32). Cuando Jesús relaciona la frase necio con Gehena en Mateo 5:22, está diciendo que las palabras despectivas tienen graves consecuencias espirituales. Esta enseñanza concuerda con el principio bíblico más amplio de que las palabras reflejan la condición de nuestros corazones. Como nos recuerda Proverbios 18:21, "La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos". Las palabras son poderosas, y los que hablan despectivamente de los demás tendrán que rendir cuentas.
La advertencia de Jesús de no decir: "Necio", también pone de relieve la gravedad de guardar rencor. Incluso compara la ira injusta con el asesinato (Mateo 5:21), desafiando a Sus discípulos a comprender las implicaciones más profundas de sus pensamientos, emociones y acciones. La progresión de la ira al insulto y a llamar a alguien "necio" demuestra cómo la ira descontrolada puede convertirse en abuso verbal y comportamiento destructivo. Efesios 4:26-27 aconseja a los creyentes: "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo". Al controlar nuestra ira, podemos evitar insultar a los demás y mantener la paz y la unidad del Espíritu.
La frase necio en Mateo 5:22 también llama nuestra atención sobre el concepto de juicio justo y condena injusta. Cuando Jesús utiliza un lenguaje fuerte para abordar la maldad y la hipocresía (por ejemplo, en Mateo 23:17, 19), habla desde un corazón sincero, deseando llevar a Sus oyentes al arrepentimiento. Por el contrario, cuando llamamos "necio" a alguien, hablamos desde la ira y el desprecio, sin ver a la persona como la ve Dios. Santiago 4:11-12 advierte: "Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley... Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder". No debemos condenar a los demás, sino amarnos y animarnos unos a otros hacia la justicia y las buenas obras (Hebreos 10:24).
El significado de necio en Mateo 5:22 va más allá de un simple insulto y nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza de la ira, el poder de las palabras y la necesidad de defender la dignidad de los demás. Por tanto, debemos examinar nuestro corazón, controlar nuestra lengua y buscar la paz con todos. Al hacerlo, demostramos que somos hijos de Dios.
