Pregunta: ¿Por qué los necios desprecian la sabiduría (Proverbios 1:7)?
Respuesta:
En nuestra cultura, se suele considerar a los necios como tontos o ridículos, y la necedad se describe como una ignorancia que causa problemas, molestias u ofensas. Sin embargo, el uso bíblico del término necio no se refiere principalmente a alguien que es tonto o ingenuo. El Salmo 14:1 dice, "Dice el necio en su corazón: No hay Dios". Proverbios 1:7 revela, "El temor del Señor es el principio de la sabiduría; Los necios desprecian la sabiduría y la instrucción (NBLA)".
Los necios rechazan voluntariamente al Señor y desprecian la sabiduría de Dios. Escogen no temer al Señor (Proverbios 1:29). Ignoran el consejo y la reprensión del Señor, se niegan a caminar en Su sabiduría, y no siguen Sus caminos (Proverbios 1:30). En cambio, los necios confían en sí mismos. Al confiar en sí mismo (Proverbios 28:26), el necio no reconoce que su propio corazón es engañoso más que todas las cosas (Jeremías 17:9). Por lo tanto, no es sorprendente que los necios sean corruptos y sus caminos sean perversos (Salmo 14:1; 53:1). Disfrutan de los planes malvados (Proverbios 10:23), proclaman la insensatez (Proverbios 12:23), se burlan del pecado (Proverbios 14:9), y son engañosos (Proverbios 14:8). Los necios desprecian la sabiduría que se encuentra en conocer al Dios de toda sabiduría (Proverbios 2:6-8).
Romanos 1:18-32 refleja la descripción de un necio en Proverbios y explica el desarrollo de la necedad. Dios ha dado Su sabiduría para que se encuentre; sin embargo, aunque la gente "habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles" (Romanos 1:21-23). Los necios desprecian la sabiduría porque voluntariamente cambian al Dios del universo por cosas que son corruptibles y temporales. Rechazan quién es Dios y no agradecen lo que Él ha hecho. Como resultado, Dios entrega a los necios a sus "pasiones vergonzosas" y a una "mente reprobada" (Romanos 1:26, 28).
Jesús contrasta al necio con la persona sabia, diciendo: "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina" (Mateo 7:24-27). Como los necios desprecian la sabiduría, van por el camino de la destrucción (Proverbios 1:32; 10:14; 18:7). Lo que parece sabio a los ojos del necio, al final fracasará. Solo la confianza en Dios y en Su sabiduría perdurará.
Dios desea que lo conozcamos y vivamos sabiamente (Juan 3:16-18; Efesios 5:15-20; Santiago 4:7-10; 1 Pedro 5:6-11). Promete mantener seguros a aquellos que lo escuchan y caminan en sabiduría (Proverbios 1:33; 28:26). Si necesitamos sabiduría, debemos pedírsela a Dios. Santiago 1:5 nos dice que Él nos la dará de buena gana y sin reproche. En lugar de convertirnos en necios que desprecian la sabiduría, podemos aprender a amar la sabiduría, arrepintiéndonos y temiendo al Señor, construyendo un fundamento sobre la sabiduría sólida y duradera de Dios. En lugar de la destrucción, los necios pueden tener esperanza cuando ponen su fe en Jesucristo y siguen Sus caminos (Romanos 5:1-5; Juan 15:1-11; Hebreos 11:1; 12:1-2).
