Pregunta: ¿Qué significa no añadir ni quitar nada a la Biblia (Deuteronomio 4:2)?
Respuesta:
En Deuteronomio 4:2 (NBLA) se hace una advertencia a los israelitas: "Ustedes no añadirán nada a la palabra que yo les mando, ni quitarán nada de ella, para que guarden los mandamientos del Señor su Dios que yo les mando". Esta advertencia de no añadir ni quitar nada a los mandatos del Señor se da específicamente a los israelitas después del peregrinaje por el desierto. Con este mandamiento, ¿estaba diciendo Moisés a los israelitas que no añadieran ni quitaran nada de la Biblia? ¿Se aplica esto a nosotros hoy?
A los israelitas se les ordenó que recordaran lo que Dios había hecho y que obedecieran cuidadosamente Sus decretos y leyes. Estos incluían los Diez Mandamientos, así como otras leyes que Dios les dio para que cumplieran al entrar en la Tierra Prometida (Deuteronomio 4:14). Siguiendo cuidadosamente los "justos decretos y leyes" de Dios, el pueblo sería una luz para las naciones (Deuteronomio 4:6-7).
La advertencia a Israel de que no añadiera ni quitara nada a los mandamientos de Dios era necesaria. La naturaleza humana es tal que intentamos "mejorar" lo que Dios ha dicho, como si Su Palabra perfecta necesitara edición. Una de las reprimendas de Jesús a los fariseos y expertos de la ley de su tiempo se refería a que no hacían caso de las instrucciones de Moisés. Jesús les dijo: "invalidando así la palabra de Dios por la tradición de ustedes, la cual han transmitido" (Marcos 7:13, NBLA). Su intento de "mejorar" la Palabra de Dios consistía en quitar cosas de Sus mandamientos ("invalidando") y añadir cosas a Sus mandamientos ("la tradición de ustedes").
La advertencia de Deuteronomio 4:2 se aplica específicamente a la ley dada a los israelitas, pero ¿se aplica a toda la Biblia? Cuando Moisés dio la instrucción, de Génesis a Deuteronomio, estaba toda la Biblia: esa era toda la revelación que Dios había dado hasta ese momento. Así que, sí, Moisés hablaba de "toda la Biblia" disponible en aquel momento. No le añadía nada; no le quitaba nada. Más tarde, Dios dio más revelación, y hay otros pasajes que reflejan el mismo mensaje. Apocalipsis 22:18-19 (NBLA), por ejemplo, contiene una advertencia similar: "Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: si alguien añade a ellas, Dios traerá[a] sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguien quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro". Proverbios 30:5-6 advierte que la persona que añada algo a las palabras de Dios será reprendida y se demostrará que es un mentiroso. Con estos mensajes repetidos, Dios distingue Su Palabra como sagrada. La advertencia de no añadir ni quitar nada a los mandamientos de Dios se aplica a toda la Biblia.
La Biblia es la Palabra de Dios para nosotros (2 Timoteo 3:16). Contiene información sobre quién es Dios y lo que ha hecho. Nos dirige hacia una vida piadosa (Salmo 119:105). Puesto que Dios valora Su Palabra y Su nombre por encima de todo (Salmo 138:2), no debemos distorsionarla en modo alguno. No debemos añadirle ni quitarle nada. No debemos equipararla a la tradición ni a las opiniones de los hombres. No debemos añadir ni eliminar palabras o pasajes para adaptarlos a nuestra propia interpretación. No debemos falsificar, alterar ni comunicar mal intencionadamente lo que contiene. Debemos obedecer la Palabra de Dios y dejar que habite en nosotros en abundancia (Colosenses 3:16), permitiendo que nos enseñe, nos reprenda, nos corrija, nos adiestre en la justicia y discierna los pensamientos y las intenciones de nuestro corazón (2 Timoteo 3:16-17; Hebreos 4:12).
El mandato a los israelitas de no añadir ni quitar nada de la Biblia sigue siendo válido para nosotros hoy y por toda la eternidad. "Para siempre, oh Señor, Tu palabra está firme en los cielos" (Salmo 119:89, NBLA). Qué Dios tan amoroso y bondadoso tenemos, que nos da Su Palabra y los mandamientos que conducen a la vida abundante y a la piedad (Juan 10:10; 2 Pedro 1:3). Que seamos diligentes en guardar y obedecer Sus palabras (Deuteronomio 4:6) y en manejar la Biblia con cuidado y reverencia. Al hacerlo, podremos reflejar fielmente las palabras y el carácter de Dios a un mundo que lo necesita tan desesperadamente.