Pregunta: ¿Es pecado marcar "Sí, he leído y estoy de acuerdo con los términos y condiciones" cuando en realidad no los has leído?
Respuesta:
A primera vista, marcar "sí" cuando no hemos leído los términos de un acuerdo parece ser mentir, lo cual la Biblia prohíbe expresamente (Levítico 19:11; Proverbios 12:22; Hechos 5:1-11; Colosenses 3:9; 1 Timoteo 1:9-11; Apocalipsis 21:8). Algunas leyes del Antiguo Testamento, como la observancia del sábado, tenían excepciones (Mateo 12:11; Éxodo 22:2), sin embargo, las Escrituras nunca presentan un caso en el que se acepte la mentira. Lo más importante es que Dios nunca miente (Números 23:19; Tito 1:2). Por lo tanto, nosotros tampoco debemos mentir (Levítico 19:2; 1 Pedro 1:16).
Santiago nos recuerda: "Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo" (Santiago 4:17 - NTV). Si no sabemos si algo es pecado, es nuestro deber buscar en la Palabra de Dios y tratar de comprender lo que Él dice. Incluso nuestra disposición para aprender la respuesta a esta pregunta demuestra nuestro respeto por la santidad de Dios y el deseo de nuestro corazón de agradarle haciendo Su voluntad (Salmo 40:8).
Podemos reducir razonablemente nuestra pregunta a esto: ¿Es una mentira marcar "sí" cuando no hemos leído los términos, incluso si tenemos toda la intención de cumplir con las condiciones del acuerdo? Porque, cuando decimos "sí", eso es esencialmente lo que estamos haciendo, aceptando las disposiciones del contrato o las políticas del sitio web. Si tuviéramos que leer cada palabra, la mayoría de nosotros no entenderíamos gran parte de la jerga legal. En cambio, marcamos la casilla, aceptamos cumplir con los términos y las políticas, y seguimos adelante. En este caso, parece que estamos dando una respuesta honesta, tenemos la intención de seguir los términos, por lo tanto, no somos culpables del pecado de mentir.
El verbo griego traducido como "mentir" o "decir mentiras" en el Nuevo Testamento es pseudomai, que significa "contar una falsedad; fingir con la intención de engañar" y "engañar embaucando". Ananías y Safira mintieron, se propusieron deliberadamente engañar a los apóstoles (Hechos 5:1-11). Fueron culpables del pecado de mentir y pagaron el precio final. Cuando marcamos "sí" o "estoy de acuerdo", ¿estamos engañando intencionadamente o induciendo a una empresa a creer que hemos leído a fondo sus términos y condiciones? No, probablemente no.
Con demasiada frecuencia, como cristianos, caemos en la trampa del legalismo. Nos preocupamos excesivamente por los detalles minuciosos de la ley mientras descuidamos los temas de fondo. Nos centramos en la letra de la ley, no en su espíritu. A veces lo hacemos para evitar responsabilidades; otras veces, nos cargamos con restricciones innecesarias.
El apóstol Pablo enseña a los creyentes a concentrarse en desarrollar una relación viva con Jesucristo en lugar de seguir un sistema de reglas y regulaciones (Colosenses 2:20-23; Gálatas 5:1). El legalismo es una religión muerta que parece ser justa y espiritual, pero finalmente falla: "Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" (Juan 1:17). El legalismo se preocupa demasiado por el desempeño externo, mientras que un caminar con Jesús guiado por el Espíritu produce un cambio real, interno y santificador.
En la mayoría de los casos, seleccionar "Sí, estoy de acuerdo" o "Sí, he leído los términos y condiciones" no es una mentira y, por lo tanto, no es un pecado. Pero, con una buena conciencia ante el Señor, también debemos ser diligentes y hacer todo lo posible para entender nuestra responsabilidad. Cuando marcamos una casilla, esencialmente hemos firmado un contrato. Si no leemos la letra pequeña, no podemos saber a qué hemos accedido ni el alcance total de nuestro compromiso. Por esa razón, en casos en los que tengamos dudas, puede ser prudente leer la letra pequeña. Si somos descuidados, perezosos, apáticos o irresponsables, entonces tal vez esté, de hecho, en pecado al marcar la casilla. Deberíamos hacer todo lo posible para entender nuestra responsabilidad y considerar las consecuencias antes de marcar "acepto". Y luego debemos cumplir nuestro compromiso con los términos, dejando que nuestro "sí sea sí" (Santiago 5:12).