Pregunta: "¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: "Nunca os conocí; apartaos de mí"?"
Respuesta:
Jesús dijo: "Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad". (Mateo 7:23). Parece extraño escuchar a nuestro omnisciente Señor decir que hay algo -o alguien- que no conoce. Jesús no se refiere aquí a un conocimiento intelectual, sino a un conocimiento relacional.
Para entender un versículo, siempre hay que empezar por el contexto. Jesús está concluyendo su Sermón del Monte con una última advertencia sobre la verdadera fe. Jesús predice que los falsos profetas cristianos vendrán como lobos disfrazados de ovejas (Mateo 7:15). Puede que utilicen toda la "palabrería de Dios" correcta e incluso hagan impresionantes demostraciones de poder, pero no pertenecerán al Señor:
"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad". (Mateo 7:21-23).
De las palabras de Jesús en el Día del Juicio Final se desprenden varias verdades importantes: lo que salva no es la afirmación verbal de que uno sigue a Jesús (Mateo 7:21). Un cristianismo nominal no puede salvar. Y tampoco salva si se demuestra que se tiene una visión o un poder espiritual (versículo 22). Una persona puede aparentar ser un cristiano a los ojos de otras personas, y sin embargo ser un "hacedor de maldad" a los ojos de Dios y ser echado de Su presencia (versículo 23). Sólo ingresan al cielo aquellos que hacen la voluntad del Padre y que Dios conoce.
Entonces, ¿cuál es la voluntad del Padre? En una ocasión, unos hombres vinieron a Jesús con una pregunta sobre lo que Dios exigía de ellos: "Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado" (Juan 6:28-29). Dios quiere que tengamos fe en Su Hijo: "Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo" (1 Juan 3:23). Los que nacen de nuevo por la fe en Cristo producirán buenas obras para la gloria de Dios (Efesios 2:10).
Cuando Jesús les dijo a los discípulos falsos: "Nunca os conocí", quiso decir que nunca los reconoció como sus verdaderos discípulos o sus amigos. Nunca tuvo nada en común con ellos ni los aprobó. No eran Sus allegados (Marcos 3:34-35). Cristo no habitaba en sus corazones (Efesios 3:17), ni tampoco tenían Su mente (1 Corintios 2:16). Por todos estos motivos y más, Jesús nunca los conoció. Observa que Jesús no está rompiendo la relación aquí; nunca hubo una relación que romper. A pesar de sus palabras rimbombantes y sus demostraciones de fervor religioso, no tenían ninguna intimidad con Cristo.
Así pues, lo que importa no es el hecho de que conozcamos a Dios en un cierto sentido, sino que Dios nos conozca a nosotros. Como explicó Pablo: "Pero si alguno ama a Dios, es conocido por él" (1 Corintios 8:3; ver también Gálatas 4:9). El Señor "como pastor apacentará su rebaño" (Isaías 40:11), y Él sabe quiénes son Sus ovejas (Juan 10:14).
Esas sombrías palabras "Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" en Mateo 7:23 muestran que Jesús es realmente omnisciente. No los "conocía" como lo haría si fueran Sus seguidores, no obstante, conocía sus corazones: estaban llenos de iniquidad. La condena de Isaías a la hipocresía se ajusta bien a este grupo: "Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí" (Isaías 29:13). Los hacedores de maldad que Jesús no conoce son los falsos cristianos, los falsos maestros y los seguidores nominales de la religión.
Aquellos que se alejan de la presencia del Señor no participarán de las bendiciones del reino: "Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira" (Apocalipsis 22:15). Serán arrojados "a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes" (Mateo 8:12). Esos falsos cristianos que Jesús dice que nunca conoció no producirán el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23); más bien, producirán lo contrario, las obras de la carne (Gálatas 5:19-21).
Jesús advierte que un día le dirá a un grupo de practicantes religiosos: "Nunca os conocí". Dios no se complace en enviar a la gente al infierno (2 Pedro 3:9). Pero aquellos a los que se les dice que se vayan han rechazado el propósito y el plan eterno de Dios para sus vidas (Lucas 7:30). Han despreciado la luz del Evangelio (2 Corintios 4:4), eligiendo más bien la oscuridad, porque sus obras eran malas (Juan 3:19). En el juicio, tratan de justificarse como dignos del cielo en base a sus obras (profecías, exorcismos, milagros, etc.), aunque nadie será justificado por sus propias obras (Gálatas 2:16). A pesar de pretender hacer todas estas buenas obras en nombre de Cristo, no hicieron la única obra de Dios que cuenta: "que creáis en el que él ha enviado" (Juan 6:29). Y por eso Jesús, el Juez Justo, los condena a una separación eterna de Él.