Respuesta:
"Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia", dice Proverbios 4:7. La Biblia habla mucho de adquirir sabiduría y la define dando ejemplos y luego mostrando lo que ocurre cuando no actuamos con sabiduría. El libro de los Proverbios contrasta al sabio y al necio y nos dice que el temor del Señor es el principio de la sabiduría (Proverbios 9:10). Así que obtenemos sabiduría cuando aprendemos a vivir en el temor del Señor.
El temor del Señor es una reverencia hacia Él que tiene un gran impacto en la forma en que vivimos. El temor de Dios consiste en respetarlo, obedecerlo, someterse a Su disciplina y adorarlo con temor. Los que temen al Señor son conscientes de que su amoroso Padre celestial está observando y evaluando todo lo que piensan, dicen o hacen. Cuando vivimos con la sensación de que Dios está cerca, tomamos decisiones más sabias. Un niño intratable se sentirá motivado a comportarse mejor con la supervisión de un padre. Del mismo modo, podemos saber lo que la Palabra de Dios dice sobre una situación, pero el conocimiento de que Él nos está observando activamente nos motiva a obedecer.
Encontramos la sabiduría de Dios en Su Palabra escrita. Seguir los testimonios de Dios tiene una manera de "hacer sabio al sencillo" (Salmo 19:7). Nos volvemos sabios cuando estudiamos la Palabra y la aplicamos a nuestras vidas: "Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mi meditación. Más que los viejos he entendido, porque he guardado tus mandamientos" (Salmo 119:98-100). Crecemos en sabiduría y podemos sortear con seguridad los escollos de este mundo cuando tenemos la Biblia como guía.
También desarrollamos la sabiduría cuando aprendemos de nuestros errores. Todos cometemos errores, pero la diferencia entre los sabios y los necios es que los sabios aprenden sus lecciones y no repiten el pecado. Los necios vuelven una y otra vez, extrañados de por qué siguen obteniendo los mismos resultados. Proverbios 26:11 dice: "Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad". Sin embargo, para obtener sabiduría, evaluamos nuestra necedad desde la perspectiva de Dios y establecemos límites personales para no repetirla.
La sabiduría implica ver la vida desde la perspectiva de Dios y actuar como corresponde. Debemos quitarnos los grilletes del pensamiento y el propósito terrenales para ver la vida a través de una lente más grande. La vida no gira en torno a nosotros. Tiene que ver con Dios. Solo somos pequeñas piezas del gran plan de Dios, y una persona que busca la sabiduría lo reconocerá. Una oración sabia es: "Señor, ayúdame a ver esta situación desde tu perspectiva y a tomar decisiones que te agraden". Cuando nuestro objetivo es la gloria para el Señor, nuestras decisiones tendrán más posibilidades de ser sabias (1 Corintios 10:31).
Los que quieren obtener sabiduría de Dios van a tener que rechazar la supuesta sabiduría de otras fuentes. Aquellos con pensamiento terrenal siempre aconsejarán en contra de la verdadera sabiduría de Dios. Guardar el sexo para el matrimonio, evitar la embriaguez, y dar sacrificialmente a la obra de Dios, todo parece una tontería para los mundanos. Aquellos que desean obtener sabiduría de Dios deben estar preparados para ser incomprendidos por el resto del mundo (Juan 15:18).
Santiago 1:5 promete que, cuando necesitemos sabiduría, solo tenemos que pedírsela a Dios, y Él nos la dará. Pero debemos pedir con fe y con planes de obedecer (versículo 6). Muchas personas desean la sabiduría de Dios, pero luego quieren compararla con su propio entendimiento y decidir por sí mismas si la seguirán o no. Ahora bien, Proverbios 3:5-6 nos advierte que no nos apoyemos en nuestro propio entendimiento. Más bien, debemos confiar en Aquel que conoce todas las cosas, incluyendo el fin desde el principio. Él es quien tiene en cuenta lo mejor para nosotros.
